sábado, enero 20, 2007

Vacío.

Tenía unos nueve años. Acompañaba a su madre junto con su hermano de once años. Su padre había agredido a su madre una vez más. La hice esperar en una silla junto a las enfermeras, tenía los ojos grandes y vacíos...Salí un momento de la consulta cuando me preguntó, ¿ donde está mi mamá?...Su hermano había defendido a la madre durante la agresión, él parecía viejo.
Toda esa violencia, todo ese odio, todos los insultos, todo eso que había sido grabado día tras día en la memoria de esos niños...parecían ajenos a la escena, sin permitirse llorar ni tener miedo, no se acercaban a nadie, parecían venir de otro mundo en el que los puños debían estar cerrados y los labios callados...y pensé...pensé si algún día podrían quitarse el caparazón que llevaban encima para dejar caer las lágrimas, para aprender a perdonar....aprender a amar...aprender a vivir, a vivir sin miedo...para ser niños otra vez....para que sus ojos no estén vacíos...

sábado, enero 13, 2007

Libros...


Una de las razones por las que esta frase es verdad se debe a que hay muchos libros aún por leer. Y leer me hace sentir viva.

¿ Alguno de mis amables lectores me puede hacer una recomendación acerca de un ( o más de uno) buen libro?.

Se aceptan todo tipo de sugerencias.

Gracias.

martes, enero 09, 2007

R.I.P.



Hoy, esa es la palabra que pocos saben explicar, hoy. Yo tampoco la entiendo. Hoy, no estaba. El hombre que se estaba quedando ciego(http://saraysushistorias.blogspot.com/2006/10/clidez.html#comments), no estaba. Ayer estaba en la cama sin su dama de ojos verdes, su adorada esposa había salido a hacer un recado. Su hermano, otro caballero, estaba a su vera con ojos de incrédulo, hacía días que el hombre estaba inconsciente. Tengo la sensación que no quiso que ella le viese morir aunque ella hubiese muerto por estar con él en un momento así. Le dije a su hermano que estaba muy grave y él me respondió que respiraba peor, peor…Y hoy, hoy ya no estaba.
Su historia de amor de más de cincuenta años había acabado, hasta que la muerte los separe fue una triste profecía…Llegó, ese día llegó y fue ayer…Y hoy no paro de pensar en la última vez que hablé con su dama, me preguntó qué debía hacer mientras me cogía del brazo…me dijo “¿ cómo lo ve usted?”…peor…lo veo peor, comenté algunos detalles del tratamiento y le dije que los apreciaba….Ellos lo sabían pero desgraciadamente el aprecio no cura…Contra toda regla, le di dos besos y ni siquiera sé como se llama esa buena mujer…Hace poco alguien me preguntó porque no estaba legalizada la eutanasia…Me lo preguntó mientras su madre se moría…No respondí, las respuestas suelen ser necias mientras que el silencio no ahonda el dolor…pero hoy pienso que durante el sufrimiento, durante las últimas horas es donde se puede palpar el amor con más intensidad, más puro y más fuerte que nunca…En eso consiste la dignidad, no en otra cosa.

viernes, enero 05, 2007

Recuerdos.

Volví a perder el tren por segunda vez en el día, me cayó un pendiente al suelo de forma que la carrera quedó interrumpida, toqué el botón de apertura cuando el tren se puso en marcha.
Caminé hasta el final del andén, bebí un poco de agua cuando vi acercarse a una familia. La benjamina de la casa tendría cinco años y era incapaz de estarse quieta. No paraba de mover sus pies formando círculos en el suelo. Hablaba con entusiasmo bajo la mirada complaciente de sus padres y hermanas, hacía bromas absurdas y sus padres le pedían que no hablase tan alto.
Llego el tren y todos subimos en él. Seguí leyendo un libro sin prestar mucha atención a los que me rodeaban hasta casi llegar a la parada definitiva. En ese momento la niña señalaba los edificios preguntado si era allí; vi a más niños de lo habitual todos ellos inquietos que daban pequeños pasos en el tren en marcha...Entonces me dí cuenta de qué día era hoy, el día de la cabalgata....Todos ellos bajaron de la mano de sus padres, parecían un pequeño ejército dirigiéndose al mismo lugar...Expectantes, sonrientes, inquietos...con adultos un poco más pasivos de lo que la ocasión merecía...Y recordé aquella sensación de ser más bajita, de ir de la mano de mi madre y de recoger caramelos que normalmente no me gustaban...Recordé lo extrañas que eran aquellas personas semi disfrazadas que decían venir de Oriente y recordé colocar los zapatos cerca de la ventana para ver como el día siguiente tenían alguna moneda de cinco pesetas....Uhmm, dulces recuerdos.....

lunes, enero 01, 2007

Madrid.

Llegué a Madrid, la mañana de Año nuevo tras haber tenido guardia el día previo. Las calles estaban desiertas, la Castellana parecía una gran pista de baile vacía y no había viandantes acompañándola. Comienzo a ir hacia mi casa y no sé porqué pero todo me pareció hermoso, las casas parecían elegantes y los árboles, escasos de hojas, parecían cantar una canción dulce con el aire como violín y la luz me pareció.....me pareció cálida, brillante, acogedora....Camino sin encontrarme otros peatones, los autobuses iban vacíos y Madrid seguiría dormido por algunas horas más sin que la vanidad vuelva a llamar a su puerta...Todo me pareció una burbuja, una burbuja hermosa...pero la burbuja se rompió cuando vi a un vagabundo durmiendo en un banco con una maleta encadenada al banco...Entonces la niebla me pareció densa, las casas más comunes, el aire más frío y los árboles, espantapájaros...y Madrid dejó de ser tan hermoso para ser una ciudad más en un año menos nuevo.