viernes, enero 28, 2011

Tocar la moral.

Tengo que reconocerlo, hoy me han tocado la moral. No ha sido un paciente impertinente o los improperios laborales a los que nos someten con frecuencia. No fue ninguna de esas razones ni siquiera las frustraciones de la vida cotidiana. Ha sido el cerrajero. El causante de mi cabreo tiene nombre y se llama Manolo.

Esta noche al volver de trabajar, mi llave decidió que podía ser un buen día para no abrir la puerta. ¿ Qué mejor que un día pasado por agua con 3ºC de temperatura ambiental?. También decidió que podía ser un buen día para quedarme sin unos buenos euros. Así que ahí estoy a las 22.00 horas de puertas afuera por lo que no me queda más remedio que tomar cartas en el asunto. Llamo a un cerrajero que parece razonable. De cierto el hombre cuando llega parece suficientemente honrado para decirme que el "diagnóstico y tratamiento" de la puerta me costará 300 euros. Sí, han escuchado bien, 300 euros. Ante mi cara de tonta, Manolo me saca una hoja bien articulada donde suma los motivos. Abrir la puerta sin rotura: 110 euros. Transporte: 60 euros. Servicio nocturno: 60 euros. Servicio urgente: 70 euros. Continuo con cara de tonta pero el buen Manolo me indica que el seguro me lo devolverá así que doy mi consentimiento. Asiento antes de saber que sería testigo de los entresijos de abrir mi cerradura.

Nada más empezar Manolo me indica que esto es como ser médico....

-Primero hay que diagnosticar la puerta.
-Uhmmm...
-Hay que ver donde está el problema. Esto tiene su ciencia.
-Uhmmm, no me cabe la menor duda.
Entonces saca una radiografía vieja.
-Esto es más difícil que ser médico, aquí uno tiene que tener precisión.
-Uhhmmm, los médicos estudian muchos años para hacer su trabajo.
( Sé que es una defensa débil de la profesión pero es un intento).
-Ya pero esto es más difícil, un médico sabe a quien tiene en la consulta pero aquí uno está expuesto a que le atraquen.
-Uhmmm...
( Los médicos estamos expuestos a gritos-amenazas-no respeto del área interpersonal y comentarios ofensivos acerca de nuestras personas sin que podamos hacer gran cosa para evitarlo).

Así que Manolo hace una serie de movimientos con la radiografía y la puerta se abre.

- Ves, esto es mucho más útil que ir al médico porque yo abro puertas y los médicos no hacen nada.
- Ya,ya veo pues gracias por abrir la puerta.
( !!!Pero cómo que "ya veo" que me he pasado 11 años estudiando y no justamente para no hacer nada!!!, !!!Y para colmo tengo que pagarle!!!,! Y que son 300 euros por mover una radiografía vieja!...Y darle las gracias por sacarme ese dinero de la cartera,!!esto no puede estar pasando!!..).

Manolo me da la factura correctamente rellenada y me desea buenas noches con una sonrisa sin que yo sea capaz de decirle que soy médico. Mi asertividad está proporcionalmente afectada por la ira así que opto por el silencio. Cierro la puerta y me pregunto porqué no quise ser cerrajera cuando era pequeña.....De momento lo único que está claro es que ser médico no es rentable en términos económicos.....Aunque ahora que lo pienso, si practico con una radiografía en las puertas de los vecinos....a lo mejor me contratan....¿ donde puse el teléfono del cerrajero?...Uhmmm, seguro que hacen contratos más largos que de un día de duración....

miércoles, enero 26, 2011

La verdad.

Peso: 127 kg. Altura: 150 cm.

- Doctora, yo retengo líquidos. Lo tengo comprobado. Es que no orino, mi problema es que no orino y por eso estoy hinchada.
- ¿ Hinchada?.
- Sí, se me hincha la tripa. ¿ No lo ve?.
- No dudo que retenga líquidos pero usted padece de una obesidad mórbida así que antes de tocar el tema de los líquidos, vamos a hacer una dieta estricta. ¿ Le parece?.
- Bueno, no me vendrá mal perder unos kilos pero lo de los líquidos....ese el problema....
- Ya....



_ Las personas tenemos una capacidad extraordinaria de ignorar la verdad por muy evidente que sea.

sábado, enero 22, 2011

Agua y paracetamol.

Hija: 23 años. Madre: 54 años.

Madre: Entonces, ¿ mi hija no necesita antibiótico?.
Doctora: No, tiene una tos después de un catarro, es muy frecuente y puede durar varias semanas.
Hija: Pues a mí me sigue molestando al tragar.
Doctora: Ya, es normal pero no hay nada que sea eficaz 100% en quitar ese malestar.
Madre: ¿ Y no le puede recetar algo más fuerte que paracetamol?.
Doctora: En el caso de su hija, la indicación es clara. Debe tomar agua y paracetamol, nada más.
Madre: ¿ Entonces es usted una de esas doctoras que todo lo arreglan con agua y paracetamol?.
Doctora: Sí, soy una de esas doctoras que receta agua y paracetamol. La tos de su hija va a durar lo mismo independientemente que tome antibiótico, jarabes o paracetamol. De esas tres cosas la menos nociva para la salud de su hija es el paracetamol así que no le voy a mentir recetando algo que no le va a quitar la tos.
Madre: Pues es que yo no veo que las cosas se solucionen así...
Doctora: ¿ Quiere la receta del paracetamol?.
Hija: No, tenemos en casa, no es necesario.



_ Larga vida al agua y al paracetamol.

jueves, enero 20, 2011

La línea.

Muchas veces estoy en esa línea estrecha que separa el bien y el mal. Nunca he pedido estar en esa línea. Nunca he querido ver lo que separa esa línea pero estoy ahí. En ese lugar. En el lugar donde escucho muchas palabras que vienen acompañadas de caras, de personas, de dolor, de profundo sufrimiento, de respuestas en blanco. La línea de la que otros hablan, la línea que logra debates antagónicos entre la sociedad. La línea en la que los protagonistas raramente son escuchados, entendidos o vistos con humanidad sino con juicio o manipulación. Y en esa franja, estoy. Y ahí he aprendido que más importantes que las respuestas, son las actitudes. Más importantes que las opiniones son los gestos. Acercar un pañuelo de papel, colocar mi mano sobre la de otra persona, mirar a los ojos y decir aquí estoy. Aquí estoy para escucharte y para decirte que vas a salir adelante. Vas a salir adelante. No estoy aquí para juzgar, no estoy aquí para imponer mi opinión, no estoy aquí para ignorar los grises. Estoy aquí para acompañarte, para recordarte que la vida es difícil y que escucharte es mi trabajo. Para eso estoy aquí.

domingo, enero 16, 2011

Manuela.

- Manuela, ¿ puede venir a recoger los resultados el martes a las 18.30 horas?.
- No, a esa hora estoy en clase.
- Bien, ¿ cambiamos la hora o el día? Lo que me diga...
- La hora mejor. Doctora, es que voy a clase de primaria, sabe yo no sabía leer pero aprendí hace dos años y ahora quiero sacarme el graduado escolar.
- Qué bueno, mucho ánimo.
- Sí, mis hijos me animaron al caer enfermo mi marido. Él es un poco cerrado de ideas y nunca quiso que yo aprendiese pero ahora como no puede hablar pues me puse a ello...Y no crea que me sale barato porque tengo que pagar a una mujer para que lo cuide cuando yo estoy en clase.
- Pues tiene mucho mérito Manuela, es muy valiente por ponerse a estudiar.
- Es que me gusta y me siento bien al hacerlo.
- Le voy a pasar a alguno de mis pacientes adolescentes, a ver si logra transmitirles algo de ilusión.
- Ya, ojalá yo hubiese tenido la oportunidad que ellos tienen....
- Bueno pero todo llega....
- Sí, todo llega...




_ A todas las Manuelas que pasan por mi vida: mi total admiración.

sábado, enero 15, 2011

Viernes.

Es viernes por la tarde. La sala de espera está medio desierta y yo estoy cansada. Cuando estoy cansada hablo más bajito. No es una decisión consciente, es simplemente una forma de guardar energía. Así que todo va bien hasta que recibo a una paciente más sorda que una tapia. No es su culpa. El oído tiene sus limitaciones. 87 años con el mismo oído es una limitación. Por lo que tengo que dejar mi voz bajita y empezar a hablar alto. Hablar alto no funciona. El siguiente paso es gritar a unos 40 cm de la paciente y parece que así logra entenderme. Afortunadamente su oído no funciona bien pero su cerebro lo hace a la perfección por lo que debo dar una explicación minuciosa de su enfermedad. Mientras grito, su hijo aprovecha para decirme que él se queda sin voz con frecuencia porque no hay garganta que aguante eso. Le respondo que no me extraña. Finalmente la paciente se va contenta de la consulta a pesar de que ha recibido más gritos que cualquier otro paciente.
A su salida, salgo a llamar al siguiente paciente a la sala de espera. Al salir no puedo por menos que pedir disculpas por mis gritos. A lo que los pacientes asienten y sin poder remediarlo se echan a reír. Así que permanecemos unos minutos sonriendo por la situación y vuelvo a hablar con voz bajita.

jueves, enero 06, 2011

Juguetes nuevos.





_ El día de Reyes estrené mis juguetes nuevos, Gracias!.

domingo, enero 02, 2011

Escuchar.

Escucho una historia de los tiempos de la posguerra, de la inmigración, de aquellos que cogieron la maleta para ir a recoger las uvas, la remolacha o cualquier cosa que se tercie....Escucho los detalles... el hambre, la sensación del frío en las manos, las pesetas que guarda en el bolsillo, las cartas a la novia...Veo la nostalgia y lamento que haya olvidado que sigue siendo útil....necesario, que sus historias son importantes....Y cuando ya ha acabado la historia, pone la puntilla....Lamento entretenerla pero también hay que pasar el tiempo y hablar ayuda a que pase mejor....Y sonrío, sonrío ampliamente...






_Escuchar es una buena herramienta para aumentar la salud de las personas.....Ojalá escuchásemos más, quizás recetaríamos menos....