martes, agosto 19, 2008

Arlequín.

No recuerdo su cara. No recuerdo qué le pasaba. Sólo recuerdo el libro que llevaba. Cuando un paciente trae un libro en la mano, necesito leer el título. A veces los libros dicen algo de las personas, a veces no. Aquel paciente de mediana edad llevaba una novela de Arlequín entre sus manos. Al principio le juzgué. Arlequín. Él. Arlequín.
Me contó algo, unas anginas, un dolor de tripa, qué se yo. Me contó algo mientras yo trataba de entender qué tenía que ver ese libro con esa persona. Y ese libro no decía nada del tipo de persona qué era él sino del tipo de persona qué era yo. Y decía muchas más cosas buenas de él que de mí. Ser auténtico es una rareza hoy en día y él lo era con ese libro de Arlequín debajo del brazo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jejeje, eu fago algo similar, pero non só con libros: co periódico, coa música que escoita, etc etc.

Falando de libros... estou remantando un q igual lle gusta: La elegancia del erizo, dunha tal Muriel Barbery, bótelle un tento.

Sara. dijo...

...a diferencia é que a ti te pagan por facer iso e a mi non...Estoite de ese libro...o que pasa que a persoa que mo recomendou tamén pasabase o día xulgando as miñas cousas e perdín o interese por calquera das suas recomendacións...pero tomareino en serio se ti o dis ...¿ cómo está Brais?....Bicos a familia....