martes, febrero 16, 2010
Sin cita.
No tenía cita. A veces estas palabras resumen todo. No tenía cita pero fue la paciente más importante del día. Tuvo seis veces más tiempo que los rigurosos cinco minutos que establece el Sistema. Empezó contando vagas quejas y acabo confensando aquello que le preocupa. ¿ Y si algún día faltara ella?. Es una buena pregunta. Es una razonable pregunta. Ella cuida a un paciente que no se puede cuidar. Ella ama. Ama. El amor es sufrido. Ella sufre. Sufre. No lo dice pero lo hace. No habla de ello. Y entonces se abre una pequeña ventana. Tan pequeña que da vértigo mirar por ella. Y entonces dice que es difícil. A veces recibe insultos por lo que hace. ¿ Es el amor tan sufrido?. Nadie define el amor con esas palabras. Insultos. Amor. Suenan tan diferentes. Y ella se rompe. Nadie puede mantener la compostura tras semejante confesión. Se rompe y rápidamente saca el pañuelo. Ella no se permite romperse, al menos en público. Y entonces lo digo. Es usted una luchadora. Lo ha sido siempre y lo sigue siendo pero a veces uno no espera tener que luchar tanto. No espera que sea tan difícil pero lo que hace es extraordinario. Todo lo que hace es excelente. No podemos ayudarla todo lo que nos gustaría pero hace un trabajo arduo con una admirable entrega. ¿ Cómo lo sabe?,¿ Cómo sabe que soy una luchadora?. Le veo a usted y eso me basta. Lo es. Lo soy, he trabajado mucho, toda la vida he luchado pero aún ahora no puedo descansar. Lo sé. Es tan duro, tan duro. Y nos quedamos calladas, hay poco que añadir.
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