Trabajar en un lugar con muchas culturas, nunca deja de ser curioso. A veces no tengo claro si es su cultura, la adaptación a la nuestra o directamente me están tomando el pelo. Sea lo que sea, crea situaciones inverosímiles.
- Hola Jkxlymwyjgjla.
- Hola, usted tiene canas.
( Seguro que lo ha pronunciado mal y quiere decir casas/caras/cajas...)
- ¿ Qué?.
- Tiene canas, ¿ por qué?
( A ver, a ver, ¿ por qué estamos hablando de mis canas?).
- Por una parte es herencia y por otra parte que me estoy haciendo mayor.
- Ya, bueno, yo también tengo canas.
- Ya.
( ¿ Tengo que preguntarle por sus canas?, Necesito un manual de estilo).
- Fuera dicen que es muy simpática.
( Me estoy perdiendo).
- Ya, bueno en qué puedo ayudarle.
( Vamos a reconducir esto porque a este paso hablamos de mis varices y no procede).
- Dicen que se va.
- Ah, sí...mi contrato se acabará pronto.
- ¿ Y a donde va?
( Me voy a Hawaii, a Argentina, a Australia...osea a la cola del paro....).
- No lo sé.
- Pues a mí me parece simpática. Así que le voy a dar dos besos para despedirme.
Y no sé cómo acabo recibiendo dos besos de mi paciente con la mesa por el medio sin que haya sido capaz de saber por qué viene ya que no soy tan optimista cómo para pensar que mis canas sean motivo de consulta.
3 comentarios:
Ja, ja, ja, ¡ay, las canas! ¡que herencia doble has recibido!, pero lo importante es la simpatía, que sea siempre así. Un biquiño M.
Te redescubro en una noche de insomnio. Gracias por volver. Un biquiño. Caperucha
Mil gracias, sois estupendas!! Bicos.
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