Cogí aquel papel, criterio de clasificación del paciente: Agresión.
Entra él,la supuesta víctima. Cuenta su historia, lo que sucedió con sus detalles. Lo cuenta a su manera, escucho los juicios morales procedentes y le miro en silencio. Esa sensación de indefensión, esa sensación de fragilidad que tan bien escondemos debajo de la cama. Él es tan bueno, ellos son tan malos. Explico los procedimientos y firmo todos esos papeles legales.
Cojo el siguiente papel, criterio de clasificación: Agresión.
Entra ella, cuenta su historia. Ella, la supuesta agresora. Cuenta la otra cara de la verdad. No coincide mucho con lo que escuché hace 10 minutos. Ella también juzga, también me dice que es buena,también me explica lo malos que son los otros. Relata esa sensación de injusticia, esa fragilidad. Explico nuevamente los procesos legales y vuelvo a firmar más informes.
Ambos se sientes indefensos. Ambos se sienten frágiles. Ambos mienten. Ambos echan la culpa al otro. Ambos desean justificarse. Ambos desean tener la razón. Ambos tienen lecciones que aprender. Ambos son los verdugos, ambos han matado a la verdad....y yo les miro atónita.......Atónita porque les une mucho más de lo que les separa...Atónita porque nada es lo que parece....los grises también forman parte del paisaje....Atónita por la falta de perdón....Atónita por lo oscura que puede ser la vida sin gracia....Atónita porque si caminásemos una milla más,no habría atendido a esos dos pacientes sino que estaríamos compartiendo un café en una terraza de verano....
No hay comentarios:
Publicar un comentario