sábado, diciembre 15, 2012
La trampa.
Está solo, no sé cómo fue o por qué. No sé desde cuando pensó que no era bueno rodearse de personas a su alrededor pero ahora parece una caricatura de cualquier ser humano. Cuerpo sin alma, ojos sin vida. Y por unos momentos habla alto, decidí apartar a cualquier mujer de mi vida. Fue una decisión meditada. Así que desde entonces mi trato con las mujeres se reduce a relaciones fugaces previo pago. Y entonces me mira. No sé porqué me mira, no me genera simpatía. No sé quien es ese hombre ni quienes son los hombres como él. Ciudadanos que parecen respetables, que compran regalos en Navidad y que se apuntan a las cenas de empresa. No sé quienes son, no quiero saberlo. No quiero saber más, sé suficiente. Sé que usar a las mujeres siempre será una conducta despreciable, sé que debería resolver sus problemas sin contribuir a la trata de blancas, sé que escuchar sus palabras me pone entre las cuerdas porque puedo caer en la trampa. La trampa de juzgarle y no debo hacerlo, no debo hacerlo.
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