- Vengo a por risitas.
- ¿Disculpe?.
- Risitas.
- No le estoy entendiendo.
- Sí, risitas porque no tengo pastillas.
- ¿Recetas?.
- Sí, risitas.
- Ah, entiendo...
_La risa no tiene precio, la cara de tonta que se me quedó al pedirme alguien risitas tampoco.
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