Sordo. Mudo. Ciego.
Todo en la misma persona. Todo el mismo día. Todo durante 92 años.
Hace 15 años, tenía una hermana. Ella compartía su sordera, su mudez y ceguera. Iban unidos por una cuerda cuando llegaron a la Residencia.
Había cuatro personas más como ellos. Ellos se comunicaban mediante gestos, consistía en escribirles en la mano y el pecho las letras del alfabeto. Esas eran sus palabras. Ellos respondían con ese mismo lenguaje. Ella murió pronto y su vida se quedó un poco más gris.
Otros comenzaron a hablar con él, a aprender su lenguaje, a hacer su gestos. El comenzó a caminar solo, puso una señal en su puerta y siempre acierta cual es su habitación. Hizo amigos.
- " Es muy inteligente", me dijo la cuidadora, una monja de Cáritas.
- Sí, pero nosotros no lo somos.
- "Nos conoce a todas, mire, este es mi gesto. Sabe perfectamente que hoy es jueves, 26 de Febrero,a las 13.00. Yo creo que es feliz, que disfruta de la vida. Me acaba de decir que hoy se ha perdido su paseo con el voluntario de la ONCE y que le daba mucha rabia. Ellos hablan del tiempo, le cuenta lo que ve, los resultados del fútbol, esas cosas".
Le exploro mientras pongo mi mano sobre la suya. Aguanta estoicamente la exploración sin saber si soy una persona digna de su confianza. Antes de darle el alta, le doy una caricia en la mano y le pido a la cuidadora que le explique lo que tiene.
Me sonríe.
Y me pareció feliz, más feliz que la media.
Todo en la misma persona. Todo el mismo día. Todo durante 92 años.
Hace 15 años, tenía una hermana. Ella compartía su sordera, su mudez y ceguera. Iban unidos por una cuerda cuando llegaron a la Residencia.
Había cuatro personas más como ellos. Ellos se comunicaban mediante gestos, consistía en escribirles en la mano y el pecho las letras del alfabeto. Esas eran sus palabras. Ellos respondían con ese mismo lenguaje. Ella murió pronto y su vida se quedó un poco más gris.
Otros comenzaron a hablar con él, a aprender su lenguaje, a hacer su gestos. El comenzó a caminar solo, puso una señal en su puerta y siempre acierta cual es su habitación. Hizo amigos.
- " Es muy inteligente", me dijo la cuidadora, una monja de Cáritas.
- Sí, pero nosotros no lo somos.
- "Nos conoce a todas, mire, este es mi gesto. Sabe perfectamente que hoy es jueves, 26 de Febrero,a las 13.00. Yo creo que es feliz, que disfruta de la vida. Me acaba de decir que hoy se ha perdido su paseo con el voluntario de la ONCE y que le daba mucha rabia. Ellos hablan del tiempo, le cuenta lo que ve, los resultados del fútbol, esas cosas".
Le exploro mientras pongo mi mano sobre la suya. Aguanta estoicamente la exploración sin saber si soy una persona digna de su confianza. Antes de darle el alta, le doy una caricia en la mano y le pido a la cuidadora que le explique lo que tiene.
Me sonríe.
Y me pareció feliz, más feliz que la media.