miércoles, mayo 26, 2010

Gracias.

Hoy es el primer día del resto de mi vida. Hoy es el día para el cual he invertido once años de vida. Hoy es el día en el que soy médico de familia. Ni más, ni menos. Médico. Hoy es un día para recordar. Hoy es un día para mirar atrás y agradecer. Agradecer a todos los que me habéis ayudado a llegar hasta aquí. A todos los que me habéis animado y habéis visto este día con la fe de que algún día llegaría: ha llegado y solo puedo deciros gracias. Mil gracias por todo.
Gracias a todos los que leéis esta terapia llamada blog. Gracias a todos los que dejáis un comentarios de pascuas en viernes o leéis de forma anónima. Gracias por estar ahí.

Eternas gracias a todos.

viernes, mayo 21, 2010

10.

- Tó lo que uzté me manda me zienta fatal.
- Pues no era esa la idea.
- No acierta con ná.
- Bueno...a ver si hoy acertamos...
- A vé yo vengo porque eztuve hablando con mi hermana por lo de la cabeza y ella toma eztas pastillas. Yo también quiero probar porque a ella le van mú bien.

(La paciente trae un analgésico que ya ha probado pero su hermana toma el genérico mientras que ella solo ha tomado el medicamento con nombre comercial. Previamente le había ayudado así que decido probar a darle el mismo medicamento pero con otro nombre. El poder de la mente es desconocido. Es la séptima visita en lo que va de mes por motivos vagos y vanales. Necesito el poder de su mente).

- Lola, me parece bien. Vamos a probar porque si le ayuda pues por qué no.
- Digo yo, zi no ez malo probálo porque mi hermana dize que zon mú buenas.


Dos días más tarde, mi paciente viene de punta en blanco, maquillada, bien peinada y con un vestido de lunares.

- Vengo de urgenzias porque ezas pastillas que me mandó uzté me sentaron mú mal.
( Resulta curioso que cuando las pastillas le sientan mal, la culpa es mía y no de su hermana).
- ¿ Qué le ocurrió?.
- Mucho azco, unos azcos...Mú mal...Azí que llamé a mi hermana para saber zi a ella le daban azcos y también pero ezo no me lo contó cuando hablamos la primera ves.....Zolo que a ella los azcos no zon tan fuertes como a mí...Creí que me moría....yo no lo vuelvo a tomar...
( Ay la hermana, menuda hermana).
- Bueno pues no acertamos, Lola, yo creo que de momento vamos a esperar un poco antes de darle más pastillas que le provoquen naúseas, mareos o cosas de esas....La idea es ayudar, si no ayudamos mejor dejarla como está....
- Pero no me va a dar máz pastillas...yo azí no puedo estar, doctora, que me muero....
- Lola,que no se puede morir con lo guapa que viene hoy; por lo menos pasear por el boulevard así que hoy no toca otra cosa que andar y disfrutar del buen tiempo...Vamos a descansar un poco de pastillas, ver cómo va y ya le daremos algo si vemos que la cosa empeora mucho.
- Ayyy, doctora...
- Ayyy, Lola....
- Adioz que lo paze uzté bien.
- Y usted también.

jueves, mayo 20, 2010

Manía.

Me imagino que uno no es médico hasta que alguien decide ponerle como objeto de todos sus males. Hoy un paciente me dijo que le tenía manía. Yo aclararía que tener manía equivale a no hacer lo que el paciente espera/quiere o paga como argumentaría mi paciente. Yo pago para que usted haga esto.Uhmm, a mí me pagan para hacer lo mejor para su salud pero no para cumplir sus deseos. No soy Ali ba ba aunque lo parezca. Así que cuando mi paciente dijo que le tenía manía, no pude por menos que sonreír. Ahora formaré parte del grupo de médicos que los pacientes ponen verdes en la cola del supermercado. Esto es graduarse y lo demás son gaitas.

miércoles, mayo 19, 2010

El abrazo, segunda parte.

El primero fue un abrazo inocente. El segundo fue un abrazo que había perdido la inocencia.Un abrazo que ojalá no hubiese sucedido.
Me imagino que fueron las gafas negras las que trajeron malos agüeros. No tenía cita. Siempre la misma frase, ¿ puedo hablar con usted?.En un hueco, pasa esta mujer que temblorosa se retira las gafas para ver sus ojos hinchados. Y una única frase antes de romperse otra vez. No hay nada que hacer. Nada que hacer. Si pudiese eliminar una frase del diccionario, eliminaría esta. La frustación, el sufrimiento, la impotencia que hay detrás de estas tres míseras palabras me quita el aliento. Y ella empieza a llorar. Llora con tanta fuerza que agarro su mano con firmeza. Trago saliva para mantener la mirada y nuevamente busco en mi corazón algo de esperanza. Esperanza cuando no la hay. Esperanza cuando todo sale al revés. Esperanza cuando ya hemos tirado la toalla. Y hago ese viaje. Ese maldito viaje en el que regreso a una cama de hospital. Ese viaje en el que ella es la paciente y yo estoy sentada en una silla de una habitación aséptica. Ese maldito viaje. Ese viaje. Ese viaje en el que mi familia perdió la inocencia. Ese viaje que termina donde no quieres. Y sé lo que es estar ahí, lo sé. Y mi corazón se rompe por esta mujer. Ella aún está temiendo lo que se avecina. Aún ve el miedo sin saber lo cruel que puede llegar a ser.Y rescato todas las palabras que aprendí en aquel viaje. Las rescato con ternura porque han cambiado mi vida. Aquel viaje cambió mi vida. Hay que vivir día a día, no vamos a correr, vamos a vivir día a día. No es el mañana, es el hoy. No crea las palabras vacías, no crea los pronósticos a pies juntillas. La última palabra no está en nuestras manos, no es nuestra. Cuánto más oscuro sea el camino, más Luz hallará, más Gracia, más Amor, más Paz....Y entonces ella agarra mis brazos para abrazarme así que me levanto y abrazo a esta mujer que llora en mis brazos. Y oro, oro para que encuentre las manos que vendaron mi corazón.

martes, mayo 18, 2010

El abrazo.

Es el paciente número 39 del día. Empiezo a estar cansada. La cabeza empieza a pesarme un poco. Sólo escucho quejas y malamente logro robar una sonrisa a los pacientes. Todos parece muy ensimismados con lo que hacen. Y repito el nombre por el altavoz, estoy segura que lo he pronunciado mal, demasiadas consonantes en una única palabra. Entonces abre él la puerta, ha venido un par de veces así que no le conozco demasiado bien. Hoy viene acompañado de su hijo. Su hijo de cuatro años con el pelo rizo y ojos profundos.
Es la primera vez que viene con él, es la primera vez que veo a esta criatura. Es entonces cuando el niño camina hacia a mí y me abraza. No he dicho más que un hola pero aún así me abraza, rompe un poco mi coraza y le abrazo con una sonrisa. Me mira con una cara tan seria que hace daño y digo cosas vanas, cosas que no sienten o abrazan. Y lo digo mientras hablo con su padre con mil interrogantes paseando por mi cabeza. Y mientras él, el pequeño protagonista, permanece sentado sin moverse un ápice mientras me mira....y me pregunto cual será su historia, cuál será la historia de este padre y este hijo. Y no lo sé, probablemente nunca lo sepa.

jueves, mayo 13, 2010

No sé por qué.

No sé si es porque he hecho mi última guardia de la residencia o porque estoy al borde de caer rendida de cansancio. No sé por qué pero tengo ganas de soñar. Tengo ganas de viajar en tren, de sonreír y pensar en cómo podrían ser las cosas. Ganas de dejar la imaginación volar hasta que el reloj me recuerde que es hora ya de despertar. No sé si tener un laurel en mi balcón ha modificado mi buena voluntad o si ha sido Marina Abramović con su peculiar forma de ver el arte...pero quiero volver a ser....quiero volver a escribir, quiero volver a escuchar a Marlango, quiero volver a pasear, quiero fijarme en los árboles que me saludan por la ventana, quiero hablar por teléfono sin hacer otra cosa a la vez, quiero sostener mi taza roja y pensar más en el Moma....quiero que pronto haya amapolas y quiero, quiero vivir, vivir con menos prisa.....

jueves, mayo 06, 2010

9.

- A ver tengo juanetes.
- Sí...
- Y cuando me pongo algunos zapatos se me ponen rojos.
- ¿ Con qué zapatos?.
- Pues con los zapatos de tacón o las manoletitas...
- ¿ Y eso le sucede con zapatos más anchos?.
- No, con otros zapatos no me molestan.
- ¿ Y cuál cree que es la solución?.
- Es que a mí los zapatos que me gustan me hacen daño y claro si me opero los juanetes podría ponerme esos zapatos.
- Viendo sus pies no tiene indicación de cirugía.
- Pues mi vecina la del cuarto se operó y ahora lleva tacones.
- Ya pero el pie es la base de nuestra estabilidad, yo no le aconsejo operarse por poderse poner unas manoletitas. Creo que el riesgo no compensa con el posible beneficio estético.
- Ay, es que a mí no me gustan los zapatos anchos...son horrorosos....

miércoles, mayo 05, 2010

8.

- Rocío, puede que hoy sea la última vez que nos veamos. Quiero que sepa que ha sido un placer atenderla, le deseo lo mejor.
- ¿ Nos deja?.
- Sí, mi contrato se termina así que probablemente no vuelva a atenderle.
- Ay, pues si hay que recoger firmas para que no se vaya, yo firmo.
- Muchas gracias, Rocío. Espero que no sea necesario pero muchas gracias.