viernes, julio 31, 2009

El niño.

Estoy cansada. Esta semana no ha sido fácil. Hoy es viernes, hoy era el último día de la semana. Una consulta que ver, los pacientes entran y salen. Ella entra, quiere unas medicinas. Una de ellas no debe tomarla. Ella se enfada. Empieza a criticar al sistema, a su jefe, a su trabajo, a los médicos, el horario, a mí. Sus palabras van subiendo de tono, yo no respondo. No voy a hacer lo que ella quiere, no está bien. Así que cuando acaba el discurso y ve que no hay respuesta. Al menos no la respuesta adecuada. Lo dice, voy a poner una queja por su falta de humanidad. Pronuncia las palabras lentamente de forma que el mensaje llegue a donde tiene que llegar. Y con fuerza se levanta y pega un portazo. Un portazo.
Respiro, escribo, respiro. Llamo al siguiente paciente. Y entra una madre con un niño. Y el niño, el niño tiene problemas, no es lo que llamamos normal. Él canta una canción dulce en otro idioma mientras da vueltas por la habitación. Él es ajeno al resto y sólo canta.Da vueltas y canta. La conversación con su madre transcurre normalmente. Él canta, canta de modo que me trae a la normalidad, toca mi corazón y me deja con una sonrisa...Él es humano y yo quiero tener su humanidad, quiero su dulzura, quiero su inocencia, quiero su alegría...eso es lo que yo quiero.

domingo, julio 12, 2009

Mujeres.

Le queda poco tiempo. No soy capaz de decir estas palabras sin que mis ojos se ensombrezcan un poco. Ha sido una guerra larga y la está perdiendo, parte de la batalla está perdida y poco puedo hacer. Un tratamiento más, una palabra de aliento, sostener su mano pero la sentencia ha sido ya redactada. No es favorable.

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No puedes imaginar eso. No hay modo en el que mi mente llegue a entenderlo. Un hombre pega a una mujer. Siempre es la misma historia, el mismo perfil, los detalles varían pero las víctimas son las mismas. Y siempre llama la impotencia a mi puerta. No puede ser. No puede ser pero es, es verdad.


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Es una frase tonta. Ella me pide que le dé dos guantes porque está limpiando la cocina, se los doy. Y bromeo; cuando acabe la suya, le paso la mía. Y son sólo unos segundos. Unos pocos segundos. Sus ojos me miran y estoy viendo la desesperación y la desesperanza en una cara. Y maldigo mi frase, maldigo mi gracia. Créame que no me importaría limpiar su cocina porque al menos sería un trabajo. Y asiento con tristeza. La vida no es como la planeamos. Nunca lo ha sido, nunca lo será.

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Y todas las historias tienen nombre de mujer. Y no están bien, todas esas historias no están bien. Y todas necesitan un poco de esperanza porque hoy podríamos ser ellas.

jueves, julio 09, 2009

Gente.

Es un día cualquiera. La gente sale de su casa camino del trabajo. Me dirijo al mío mientras observo a todas esas personas con las que me cruzo. Son muchas. Solamente ver la cola del paro todas las mañanas, me encoge un poco el alma. No conozco a esas personas pero algo dentro de mí se resiente.La vida es caprichosa, no hay más. Llego al centro de salud, me colocó un jersey para no morir de congelación y la bata blanca. El fonendo colgado del cuello y una sonrisa medio dormida. Es demasiado temprano para estar allí pero despierto pronto...basta escuchar a todas las personas que entran y salen de la consulta...en un abrir y cerrar de ojos, escucho a un anciano que se reencuentra con un amor de juventud, un hombre que mejora con un tratamiento, una mujer que ve a su familia tras más de cuatro años separados ( maldita miseria, malditas pateras), un matrimonio cuenta los días para ir a buscar a su hijo en un país africano, una mujer hipocondríaca...Todos entran, todos abren parte de su vida, todos abren una ventanita a lo que son y te dejan ver...Y cuando ves, cuando ves todas esas vidas....algo cambia, la vida no puede ser aburrida. No puede serlo y yo, yo soy una privilegiada por poder verlo.

viernes, julio 03, 2009

Peñíscola, segunda parte.

- Le paso una llamada.
- Uhmm, ¿ de quién?.
- Un paciente.
- Me alegro que sea un paciente y no mi jefe pero qué quiere.
- No lo sé.
- Bueno, pásemelo.
- Hola soy la doctora, ¿ qué necesita?.
- Mire soy ******, resulta que estoy en Peñíscola de vacaciones y me he puesto rojo.
( Empiezo a querer conocer Peñíscola aunque sólo sea por la insistencia con la que me hablan de ese lugar)
- ¿ Se ha puesto rojo?.
- Sí, dicen que por el sol porque no me eché crema.
- Uhmm, pues si ha ido a la playa probablemente sea por el sol...vamos, tiene sentido...
- Sí, he ido al médico y me han recomendado una crema ****. ¿ Eso me lo puedo echar?.
( ¿Tengo marcianos en la cara?)
- Pues yo no le puedo recomendar nada porque no le estoy viendo pero esa crema no está contraindicada con su medicación habitual.
- Osea que me la echo.
- Pues si se la han mandado, se la puede echar.
- Me quita un peso de encima.
( Ya, yo estoy un poco alucinada pero si usted está más feliz pues nada).
- Bueno pues que disfrute de unas buenas vacaciones en Peñíscola. Que tenga un buen día y saludos a la familia.
- Muchas gracias doctora, me quedo mucho más tranquilo.
( Llamar a su médico para contarle que se ha quemado la espalda por no echarse protección no tiene precio...para todo lo demás, Peñíscola es la solución....)
- Hasta luego.
- Adios.