miércoles, octubre 28, 2009

Historias...

Es una de las entrevistas más duras de mi existencia. El hombre tiene una enfermedad incurable, intratable y denigrante. No hay mucho más que añadir. Hoy no viene al médico porque está peor, viene porque no aguanta más. No aguanta más. Esto le está matando. Matando.Él lo sabe, yo lo sé. Ambos lo sabemos. La más simple comunicación suponen minutos y minutos de espera. La voz es menos que un susurro, cada pequeño movimiento le deja tan agotado que la siguiente frase tarda un buen rato en aparecer.

- Qué le sucede.
- ...........No.........no..............puedo...............respirar..............
- Ya, es normal. Es parte del proceso. Vamos a poner algo de medicación para ver si puede respirar un poquito mejor.
- .............Yo...........me..........quiero.............morir.................

Estoy a menos de veinte centímetros de su cara para tratar de escuchar lo que dice. Yo no leo los labios, lo intento pero no sé hacerlo. Continuo mirando sus ojos vidriosos sin bajar la mirada aunque no quiero mirarle, no quiero estar tan cerca, no quiero sentir su respiración fatigada tan cerca....pero....Estoy aquí sentada en su camilla, soy yo la que le toca el brazo, soy yo la que traga saliva mientras le miro. No digo nada, solo le miro.

-........Por............favor,.............me......quiero..........morir.........

Su mujer no se inmuta ante tal afirmación. Mantiene la compostura pero tiene unas ojeras tan grandes que hablan por si solas. Esto es terrible, al decir esa palabra quiero pronunciar cada una de esas letra con todo su poder y significado, es terrible.

- Ya.......
- ............No..........puedo..........más..........por......favor...............más.........no.........noo.........
- No puedo hacer eso. No puedo ni imaginarme lo difícil que es esto para usted....Esto es muy duro.

Y entonces me mira profundamente. No sé si las miradas hablan pero esta mirada es toda una declaración de intenciones. Esta mirada dice lo que su garganta se niega a articular. Dice que el último año de su vida es una pesadilla, dice que le está robando la vida a su mujer, dice que pronto habrá una viuda más. No acompañará a su hija al altar, no verá a su nieto dar los primeros pasos. Dice que la vida es injusta y humillante. Lo dice con tanta fuerza que mis ojos se humedecen y la residente que me acompaña sale de la habitación.

-.........me...........quiero.........morir...........
- ¿ Y qué hay más allá?, ¿ y qué tiene acá, qué tiene acá?.


Silencio.




-..............ya....................
- El problema consiste en que la vida no nos pertenece. No es nuestra. Nosotros no decidimos cuando nacer o cuando morir. No está en nuestras manos pero lo que hacemos con ella, sí lo está. Cada día tiene su afán, cada día tiene su final pero viva cada día. No vaya más rápido, confíe en que tendrá fuerzas para cada día y agarrese al amor, a la gracia que le rodea.

Y por primera vez habla ella. La esposa. Habla como un libro abierto, con honestidad y sencillez.

- Nosotros le decimos eso. Sus hijos y yo estamos todo el día a su lado. Le ayudamos en todo lo que necesita. Él siempre ha sido muy activo y esto es un palo especialmente para alguien como él pero entre todos lo llevaremos....Solo que cuando se pone así, yo no sé que decirle...

Él le mira a ella y ella le mira a él. Se miran con amor y sinceridad. Su mirada envuelve la sala y no tengo más palabras.

- Le ponemos la medicación, caballero.
-................gracias.....................gracias..............
- Es un placer atenderle, estamos aquí para ayudarle en todo lo que necesite.
-...............gracias.......................





_Que alguien como él me de las gracias, no tiene precio.

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