- Estoy muy preocupada.
- ¿ Por qué?.
- Pues porque ahora vamos a tener que pagar las medicinas.
- Entiendo.
- Toda una vida cotizando, 40 años de trabajo para que nos lo quiten así de golpe.
- No es una decisión de los médicos, es una decisión política.
- Si ustedes no tienen la culpa pero esto es una vergüenza, ay si mi Manolo levantara la cabeza, no lo creería.
- Ya.
- ¿ Y cuánto voy a tener que pagar?.
- Espero un momentín que ahora se lo digo.
- A mí con esta pensión, no me llega y claro sin medicinas tampoco puedo estar....No me da, no me da....
- Pues, Josefa, no va a tener que pagar nada. Su aportación se queda como está.
- Ay, doctora, Ay, doctora, ¿ De verdad?.
- Sí, Josefa, lo pone el ordenador. No pagará nada.
- Ay, no sabe la alegría que me da. Me quita un peso enorme de encima que llevo una semana durmiendo mal por culpa de esto.
- Pues no tendrá que preocuparse, de verdad, tendrá las recetas como siempre sin tener que pagar.
- Le voy a dar dos besos, ay que maravilla.
- Josefa, yo no he hecho nada, lo dice el ordenador, solo le informo.
- Doctora, deje que le de dos besos, no sabe lo contenta que me voy al pueblo tras decirme esto.
_ Hoy me sentí como los Reyes Magos el día 5 de Enero y de paso me llevé dos besos de Josefa, solo que no sabía que llevaba toda mi vida viviendo en 5 de Enero hasta el próximo domingo.
jueves, junio 28, 2012
miércoles, junio 27, 2012
6 minutos.
6 minutos es un proyecto colaborativo para promocionar la importancia de la Atención Primaria y la deshumanización que el Sistema Nacional de Salud promueve al adjudicar 6 minutos por cada paciente. El documental será lanzado en el otoño pero mientras os dejo este excelente trailer, para al menos pensar. Si os parece interesante, difundirlo, por favor.
sábado, junio 23, 2012
17.
- Hoy ya no saben hacer otra cosa sin el ordenador.
- ¿ Usted cree?.
- Pues apuntan ahí todo. Casi miran más a la pantalla que a nosotros.
Silencio.
- Hombre, apuntar, apuntamos pero qué haríamos nosotros sin ustedes, sin los pacientes.
Se encoge de hombros y respira hondo.
- Pues no sé yo....
- Ustedes deben ser el centro pero no nos lo ponen fácil, el sistema sanitario cree que ustedes son un número, cinco minutos, una receta, un gasto y claro con ese enfoque es difícil ver algo más que el ordenador.
- Ya pero nada cambia.
- Porque no queremos cambiarlo, porque es más cómodo quedarse en casa y quejarse que hacer algo.
- Es usted muy joven.
- Ya pero si ustedes pusieran quejas todos los días diciendo que su salud vale más de 5 minutos, ¿ qué pasaría?. Si los médicos dejásemos de usar el ordenador hasta que la consejería nos librase de papeleos absurdos y programas informáticos recalcitrantes, ¿ qué pasaría?.
- Bueno doctora, que yo solo venía a por una receta.
- Pues se lleva una conversación gratis para que no digan que hay crisis.
- ¿ Usted cree?.
- Pues apuntan ahí todo. Casi miran más a la pantalla que a nosotros.
Silencio.
- Hombre, apuntar, apuntamos pero qué haríamos nosotros sin ustedes, sin los pacientes.
Se encoge de hombros y respira hondo.
- Pues no sé yo....
- Ustedes deben ser el centro pero no nos lo ponen fácil, el sistema sanitario cree que ustedes son un número, cinco minutos, una receta, un gasto y claro con ese enfoque es difícil ver algo más que el ordenador.
- Ya pero nada cambia.
- Porque no queremos cambiarlo, porque es más cómodo quedarse en casa y quejarse que hacer algo.
- Es usted muy joven.
- Ya pero si ustedes pusieran quejas todos los días diciendo que su salud vale más de 5 minutos, ¿ qué pasaría?. Si los médicos dejásemos de usar el ordenador hasta que la consejería nos librase de papeleos absurdos y programas informáticos recalcitrantes, ¿ qué pasaría?.
- Bueno doctora, que yo solo venía a por una receta.
- Pues se lleva una conversación gratis para que no digan que hay crisis.
domingo, junio 10, 2012
Rescate.
Era la primera vez que veía a esa mujer. Iba con los ojos bien pintados, ropa de colores y unas alpargatas color rojo. Rondaba ya los ochenta años y empezó a hablar con ese desparpajo que solo la edad puede dar.
- Vengo muy nerviosa, no se lo va a imaginar.
- ¿ Qué le ha sucedido?.
- Pues que se nos incendió el bloque. Resulta que la hija de los del cuarto puso unos huevos en la sarten y se olvidó de ellos.
- ¿ Y usted en que piso vive?.
- Yo vivo en el tercero pero la casa de ellos se incendió, los vecinos tuvieron que salir corriendo pero ya ve que yo no corro, con esta muleta a donde voy a ir. Yo estaba en la habitación y por eso tardé más en darme cuenta. Cuando salí al salón, estaba todo lleno de humo y empecé a gritar.
- Ay, madre, ¿ y entonces?.
- Entonces, vino un bombero, abrió la puerta de mi casa y un humo, un humo que no dejaba ver nada. No veía ni la puerta de la entrada pero el chaval me cogió en brazos y me sacó por la escalera, no sé ni cómo pudimos bajar. Ay, menos mal que me rescató, yo ya me veía ahí muerta como un pajarito.
- Menudo susto, qué horror.
- Pues sí, yo no paraba de pensar en que con los 430 euros de euros de pensión, ¿a donde iba a ir si perdía mi casa?.
- ¿ Y cómo está su casa?.
- Pues las paredes negras y huele mucho a humo pero de momento parece que podré vivir allí.
- Me alegro que esté bien.
- Ay, muchas gracias, doctora porque yo ya no estoy para estos sustos.
Este, sin duda, ha sido el mejor rescate de la semana con alpargatas rojas incluidas.
- Vengo muy nerviosa, no se lo va a imaginar.
- ¿ Qué le ha sucedido?.
- Pues que se nos incendió el bloque. Resulta que la hija de los del cuarto puso unos huevos en la sarten y se olvidó de ellos.
- ¿ Y usted en que piso vive?.
- Yo vivo en el tercero pero la casa de ellos se incendió, los vecinos tuvieron que salir corriendo pero ya ve que yo no corro, con esta muleta a donde voy a ir. Yo estaba en la habitación y por eso tardé más en darme cuenta. Cuando salí al salón, estaba todo lleno de humo y empecé a gritar.
- Ay, madre, ¿ y entonces?.
- Entonces, vino un bombero, abrió la puerta de mi casa y un humo, un humo que no dejaba ver nada. No veía ni la puerta de la entrada pero el chaval me cogió en brazos y me sacó por la escalera, no sé ni cómo pudimos bajar. Ay, menos mal que me rescató, yo ya me veía ahí muerta como un pajarito.
- Menudo susto, qué horror.
- Pues sí, yo no paraba de pensar en que con los 430 euros de euros de pensión, ¿a donde iba a ir si perdía mi casa?.
- ¿ Y cómo está su casa?.
- Pues las paredes negras y huele mucho a humo pero de momento parece que podré vivir allí.
- Me alegro que esté bien.
- Ay, muchas gracias, doctora porque yo ya no estoy para estos sustos.
Este, sin duda, ha sido el mejor rescate de la semana con alpargatas rojas incluidas.
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