Domingo, 7.15 am. Suena el despertador, me ducho, me pongo unos vaqueros y me voy a trabajar. No había nadie en la calle, voy hacia la parada del metro. Antes de llegar, hay un hombre durmiendo sobre un colchón en el suelo. Le miro y sigo andando sin querer pensar.
El metro y el cercanías están poco concurridos, algunos rezagados del sábado noche y otros más madrugadores...Llego al hospital, me visto de verde y voy rumbo a Urgencias. El día pasa rápido,no hay demasiados pacientes. Atiendo a una mujer que se encuentra mal, me cuenta su historia y me dice que hace un mes recibió la última dosis de quimio...Está cansada del hospital, trato de ser cuidadosa con lo que digo...Hoy no viene por algo grave pero todo esto desgasta...Salgo a fuera, llamo a su marido y le informo, el hombre me cuenta su historia con los ojos húmedos, está triste y preocupado...Me dice que tiene mucha fe en los médicos...Trato de decir algo no demasiado absurdo,está destrozado pero esperanzado con las palabras de ánimo que recibió en el hospital...¿ Qué ocurrirá cuando las noticias no sean buenas?,¿Donde pondrán su esperanza?....Le permito hablar un rato, le escucho y le sugiero que se vaya a dormir a su casa...Me da las gracias y me pregunta mi nombre...Sigo haciendo mi trabajo mientras pasan las horas...
Es lunes, vuelvo en cercanías con un compañero. Cojo el metro medio dormida, deseando poder cerrar los ojos...Salgo del metro, el hombre de ayer sigue acostado en el colchón inmune a lo que ocurre a su alrededor... Parece que todo ha sido un paréntesis....
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