Hay tulipanes en el paseo del Prado. Hace sol. La temperatura es agradable.
Hoy fue otro de esos días donde te encuentras cara a cara con esa palabra. Se lo dices a la familia y la respuesta parece copiada: " No le diga nada mi padre, no debe saberlo". Hablas acerca de su postura y sus consecuencias, no importan tus palabras, " No le diga nada a mi padre".
Todos vamos a morir. Se puede llamar cáncer, accidente de tráfico, infarto. Se puede llamar como queramos pero esa es la realidad. Ante esa situación, todos debemos enfrentarnos y todos sin excepción podemos dedicir el grado de información que queremos recibir. El problema ocurre cuando otros toman esa decisión por nosotros, cuando otros deciden mentir por el posible bien de otra persona. Esas personas, generalmente familia, puede mentir y poner una ignorante excusa. Es su derecho. Sin embargo yo no puedo mentir a las preguntas del paciente, yo puedo no dar información si el paciente no pregunta o no quiere escucharla pero no puedo mentir.
Hoy una familia nos amenazó si dijésemos la verdad a un paciente. En el caso de que hablásemos con el paciente, nos ocurriría algo malo. No soy tan ingenua como para infravalorar la coacción. El mal sigue presente, es más fácil amenazar que aceptar la enfermedad y la muerte. En vez de enfrentar el problema, se enfrentan con los portavoces del mismo. No es una estrategia nueva, lleva siglos ocurriendo y desgraciadamente volverá a ocurrir.
Seguimos sin estar preparados para aceptar que el elixir de la eterna juventud no existe. Lo triste es privar a alguien de su derecho a llorar, a apoyar la cabeza en el hombro de otro, negar el derecho a despedirse, a comer lo que le de la gana, a buscar respuestas espirituales ante esta situación....Negar el derecho a decidir como morir para preservar su posible sufrimiento....¿ Acaso no sufre ahora?, ¿ Acaso es tonto?....Estas decisiones llevan a que a veces me encuentre en situaciones rocambolescas y hacen que la muerte sea más difícil para el paciente y para su familia....No hay duelo hasta el funeral.....
Hoy entre la dulzura de un día de primavera me enfrento de nuevo con el sufrimiento, el mal y la mentira. Hoy me coaccionan para, que llegado el momento, no diga la verdad. Y hoy, como agua de mayo, leo las palabras de Bonhoeffer que traen respuestas al hoy y al mañana.
"Hemos sido mudos testigos de actos malos, estamos de vuelta de todo, hemos aprendido el arte del disimulo y de la palabra equívoca, la experiencia nos ha enseñado a desconfiar de los hombres. A menudo hemos privado a nuestro prójimo de la verdad o de una palabra libre que le debíamos. Insoportables conflictos nos han reblandecido o nos han hecho cínicos; ¿ somos aún útiles? Lo que necesitaremos no serán genios, ni menospreciadores de hombres ni sagaces tácticos, sino hombres sencillos, humildes y rectos. ¿ Será bastante fuerte nuestra capacidad de resistencia interior contra lo que nos ha sido impuesto y suficientemente despiadada nuestra sinceridad frente a nosotros mismos como para poder reencontrar el camino de la sencillez y la rectitud?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario