jueves, febrero 14, 2013

Ayer.

Ayer una señora empezó a quejarse de forma muy sonora en la sala de espera porque tuvo que esperar 25 minutos hasta pasar. La señora por supuesto no tiene un trabajo con el que cumplir o nietos que recoger de la guardería pero no pasó a su hora. Sucede a diario, tardo en atender a un paciente una media de 8-9 minutos, esto significa usar mi pausa para café para atender pacientes y retrasos habituales. Nunca he escuchado a los pacientes quejarse porque les dedique el tiempo por ley marcado para mi descanso. Por eso no hay quejas y lo siento pero no les voy a pedir disculpas. No voy a pedir disculpas por pensar que la salud de un paciente merece más de 5 minutos. Lo siento en el alma pero la agenda la ponen los políticos, no los médicos.
Mientras terminaba de atender a la paciente que estaba dentro de la consulta, al salir, la señora me dice: No le haga mucho caso a la señora que va a pasar, está montando una buena sin razón. Es uno de esos paréntesis de gracia que recibo a diario. Sonrío pero me dura poco la sonrisa porque entra la señora echa una furia preguntando para qué sirve la cita y un montón de improperios más. Cuando esto sucede, siempre deseo, medir dos metros, tener una voz grave y pesar el triple de lo que peso para que la señora se calle por si sola. Pienso eso mientras mis ojos hacen chirivitas deseando que los políticos se den cuenta que sus decisiones son nocivas para los pacientes y los médicos que tenemos que sufrirlas. La vida humana vale más de cinco minutos, infinitamente más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dosis para los bordes: tener un cartel que ponga: "Estoy utilizando mi tiempo de descanso establecido por ley para atenderle a usted".
Tiene razón...he pasado mas de cinco minutos por paciente...con usted lo voy a empezar a aplicar. Ya han ido dos con su queja. Sientese ahi...voy a ver su historial....uy se me ha pasado el tiempo.
Un beso caperucha