Son pequeñas gotas aquí y allá. No son suficientes para llamar la atención del público general pero existen. Sus historias son todas tan parecidas que te preguntas si son mellizos. Vinieron a España hace más de 10 años, hicieron todo tipo de trabajos, con contrato y sin contrato. Tras un par de años solos, trajeron a sus esposas e hijos a un falso dorado. Los años de bonanza terminaron, los trabajos también. Se acabó el paro y se acabó la prestación de 400 euros. Nadie de preocupó porque sus jefes pagaran la cotización a la seguridad social, nadie hizo inspecciones de trabajo aunque claro después de ver como la corrupción salpica a los principales partidos, no sorprende.
Los políticos han decidido hace un año que no tienen derecho a asistencia médica reglada. Solo urgencias. Se supone que sus enfermedades previas a Septiembre 2012 deberían ser atendidas pero eso es tan relativo como borrar un historial electrónico del ordenador. ¿ Quién se va a enterar, cómo van a reclamar y a quién?. Todo esto se suma a la vergüenza de no poder dar de comer a tu familia y todo esto acaba en mi consulta. Desgraciadamente no termina en el despacho de la ministra de sanidad quien fomentó estas leyes. No es ella la que ve sus caras, la que entiende la frustración, el miedo y sobre todo el estar enfermo sin poder ir al médico. Es una ley terrible, injusta y mala. Mala para todos, no solo para los que la sufren, para el resto porque nos hace peores. Y por supuesto, yo no voy a obedecer, yo voy a seguir tratándolos, a ellos, a sus esposas, a quienes lo necesiten. Mi lealtad la tienen los pacientes, no los gobernantes.
sábado, agosto 17, 2013
miércoles, agosto 14, 2013
Pensando.
Hoy sin ser ni muy simpática, ni muy seca, ni muy triste, ni muy alegre, una paciente me dijo que nunca había ido al médico y le habían tratado tan bien. Me apenó, ¿ tan malos somos?.
martes, agosto 13, 2013
Nombres.
Solo me sé los nombres de los pacientes que están malos, muy malos. Si no te pasa grave, no recordaré tu nombre, recordaré tu historia pero no tu nombre. Llevo pocos meses trabajando en este sitio así que tuve que poner el contador de nombres a cero, se acabaron Eulogia, Pablo, Carmen, José y Pedro, ya no seré su médico. Siento que estén tan malos pero ya no les ayudaré, no les consolaré y afortunadamente tampoco veré como empeoran. Lo siento, ser suplente es un asco para ustedes y para mí. Así que en mi nuevo contador tuve que empezar a aprender nombres nuevos, son solo seis nombres a aprender pero con mi lentitud habitual solo me se cuatro de esos nombres.
Esta semana llamé por teléfono para ver como iba uno de esos nombres, habíamos hablado hace 4 días y cuando llamé ya no existía ese nombre. Siempre me peleo con esa palabra. Mi paciente había muerto en paz mientras dormía. Muerto, cuanto odio esa palabra, la odio. Parece que decirla, te borra de la faz de la tierra y no es cierto. Mi paciente sigue vivo para su familia, para mí que recuerdo las bromas que me hacía en su casa. Hoy mientras intentaba pasar página, acudió su hija para agradecerme el trato recibido. Sé que mi padre hubiera querido que me acercara a darle las gracias. Nos dimos los dos besos de rigor y lo dije, su padre era encantador. Su padre con su nombre y apellidos seguirá vivo en nosotros. Lo sé, respondió emocionada la hija, lo sé.
Descanse en eterna paz, no más llanto, no más dolor.
Esta semana llamé por teléfono para ver como iba uno de esos nombres, habíamos hablado hace 4 días y cuando llamé ya no existía ese nombre. Siempre me peleo con esa palabra. Mi paciente había muerto en paz mientras dormía. Muerto, cuanto odio esa palabra, la odio. Parece que decirla, te borra de la faz de la tierra y no es cierto. Mi paciente sigue vivo para su familia, para mí que recuerdo las bromas que me hacía en su casa. Hoy mientras intentaba pasar página, acudió su hija para agradecerme el trato recibido. Sé que mi padre hubiera querido que me acercara a darle las gracias. Nos dimos los dos besos de rigor y lo dije, su padre era encantador. Su padre con su nombre y apellidos seguirá vivo en nosotros. Lo sé, respondió emocionada la hija, lo sé.
Descanse en eterna paz, no más llanto, no más dolor.
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