Son pequeñas gotas aquí y allá. No son suficientes para llamar la atención del público general pero existen. Sus historias son todas tan parecidas que te preguntas si son mellizos. Vinieron a España hace más de 10 años, hicieron todo tipo de trabajos, con contrato y sin contrato. Tras un par de años solos, trajeron a sus esposas e hijos a un falso dorado. Los años de bonanza terminaron, los trabajos también. Se acabó el paro y se acabó la prestación de 400 euros. Nadie de preocupó porque sus jefes pagaran la cotización a la seguridad social, nadie hizo inspecciones de trabajo aunque claro después de ver como la corrupción salpica a los principales partidos, no sorprende.
Los políticos han decidido hace un año que no tienen derecho a asistencia médica reglada. Solo urgencias. Se supone que sus enfermedades previas a Septiembre 2012 deberían ser atendidas pero eso es tan relativo como borrar un historial electrónico del ordenador. ¿ Quién se va a enterar, cómo van a reclamar y a quién?. Todo esto se suma a la vergüenza de no poder dar de comer a tu familia y todo esto acaba en mi consulta. Desgraciadamente no termina en el despacho de la ministra de sanidad quien fomentó estas leyes. No es ella la que ve sus caras, la que entiende la frustración, el miedo y sobre todo el estar enfermo sin poder ir al médico. Es una ley terrible, injusta y mala. Mala para todos, no solo para los que la sufren, para el resto porque nos hace peores. Y por supuesto, yo no voy a obedecer, yo voy a seguir tratándolos, a ellos, a sus esposas, a quienes lo necesiten. Mi lealtad la tienen los pacientes, no los gobernantes.
2 comentarios:
Como ahora no escribes tan frecuentemente, perdí el hábito de entrar en el blog, así que acabo de leer las últimas entradas, me gusta que no hayas perdido la humanidad para tratar al que lo necesita.
Sigue así y no olvides nunca que mas vale dar -cariño, atención- que recibir.
Un biquiño. A.
Desde agosto me tiene sin nada que leer. Me parece lamentable. Haga el favor de escribir ahora mismo algo, y que sea bueno.
Su amigo,
A. Nónimo.
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