Comienza a hacer algo de frío...me gusta...me gusta tener la ventana abierta mientras siento frío, me gusta ponerme un jersey y tomar una buena taza de té...me gusta encender las velas... pensar un poco...
Las velas se están apagando...pensé en el trato que tenemos con los demás...mas bien en el tacto...Muchas veces retiramos nuetra mano de la de los demás, nos ponemos guantes o nos mantenemos a un metro de distancia...no está mal hacerlo, no estoy hablando de las medidas sanitarias...es algo más, es mucho más...consiste en hacerle sentir a las personas que estás allí por y para ellos...consiste en olvidar la asepsia sentimental para acercarnos al ser humano que tenemos a nuestro lado...consiste en mirarles a los ojos sin miedo...porque podríamos ser el otro...no es algo fácil, no es un concepto abstracto, no se traduce en ningún tipo de recompensa...muchas veces la gente huele mal, está sucia y es mal educada...muchas veces darle la mano a alguien es lo que menos te apetece hacer...pero esa no es la cuestión sino el tipo de persona en que me quiero convertir...esa es la cuestión.
martes, septiembre 12, 2006
viernes, septiembre 08, 2006
Hablemos.
Una tarde del 87 Rafael Alberti, el poeta, firmó libros es un pequeño puesto probablemente del Retiro...Esa misma tarde yo comía un bocadillo de mantequilla con azúcar mientras le decía a Pin que había que construír una nueva casa para Pon y los animalitos del Lego...Alberti solo era un señor arrugado que había metido los dedos en un enchufe resultando tener un aspecto poco propio de un abuelo...Fue una tarde trivial, que solo percibió quien se llevó a casa un libro firmado.
Más de 15 años después, tengo en mis manos un libro dedicado de sus poemas...Mis manos tocan esas páginas amarillentas por el paso del tiempo...y me reconcilio un poco con la poesía. No con la métrica o la rima, solo con la poesía que ilumina un día cualquiera con su dulzura...Los trazos en pluma me acercan un poco al poeta, no a sus ideas o su vida sino a sus palabras...Tengo preferencia por aquellos que escriben con pluma sin alardear de la misma...siento cierta simpatía...algo así como saludar a un pariente lejano...
No pierdas los colores que te juegan caminos
esta tarde en tu breve jardín murado. Mira.
Aquí están.Tú los tocas. Son los mismos colores
que en tu corazón viven ya un poco despintados.
Alberti también escribió a Paul Éluard y no puedo por menos que repetir sus palabras porque las siento un poco mías...yo también quisiera hablar con quien compró ese poemario por 350 pesetas porque creo que la conversación seguiría las palabras del poeta gaditado:
Has llegado.
Tu vida empieza ahora.
Háblame.
Hablemos.
Más de 15 años después, tengo en mis manos un libro dedicado de sus poemas...Mis manos tocan esas páginas amarillentas por el paso del tiempo...y me reconcilio un poco con la poesía. No con la métrica o la rima, solo con la poesía que ilumina un día cualquiera con su dulzura...Los trazos en pluma me acercan un poco al poeta, no a sus ideas o su vida sino a sus palabras...Tengo preferencia por aquellos que escriben con pluma sin alardear de la misma...siento cierta simpatía...algo así como saludar a un pariente lejano...
No pierdas los colores que te juegan caminos
esta tarde en tu breve jardín murado. Mira.
Aquí están.Tú los tocas. Son los mismos colores
que en tu corazón viven ya un poco despintados.
Alberti también escribió a Paul Éluard y no puedo por menos que repetir sus palabras porque las siento un poco mías...yo también quisiera hablar con quien compró ese poemario por 350 pesetas porque creo que la conversación seguiría las palabras del poeta gaditado:
Has llegado.
Tu vida empieza ahora.
Háblame.
Hablemos.
lunes, septiembre 04, 2006
La lista.
No suelo fijarme demasiado en las lecturas ajenas. Ayer lo hice. Estaba acabando de comer en el tren, algo no demasiado interesante. Yo estaba de pié mientras un hombre sentado de unos 35 años leía unas listas con anotaciones.
Al principio pensé que sería un comercial pero conforme mi bocadillo de brie y cherries desaparecía me fijé en un comentario escrito en su libreta que me desconcertó…”No están suficientemente motivados, parecen ausentes”… ¿ Qué tipo de persona podía escribir semejante comentario?...Comencé a idear una serie de malévolos comentarios que cayeron a mis pies al leer 3ºESO…
Entonces aproveché mi situación de estar de pie para fijarme en las notas de esos alumnos…Lo sé, estuvo mal…De esos 20 nombres escritos, solo había uno que había obtenido un 9, otro con 7.5, un 5 y el resto no alcanzaba el 3….El profesor siguió pasando las hojas de las evaluaciones y todas parecían calcadas…Acabé mi comida y llegué a mi parada. Mientras me acercaba a la puerta, observé el rostro del profesor que no inspiraba ningún entusiasmo, no movió su cabeza de aquella libreta y quien sabe lo que pensaría pero seguro que nada muy positivo.
Me alegré de no estar en su pellejo ni el de sus alumnos…Me pregunto qué haría para vencer el desánimo, cómo lograría sacar algo bueno de ese desastre… me quedé pensando en que todos necesitamos palabras de ánimo. Palabras que nos ayuden a ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío.
Post Scriptum: Querido profesor, siga viendo que detrás de cada tres podría haber un nueve, siga creyendo porque aún hay nueves. Siento haber mirado sus anotaciones, el gesto no me honra.
Foto: Post Secret, aportada por una profesora en un barrio marginal y su actitud ante sus alumnos.
Al principio pensé que sería un comercial pero conforme mi bocadillo de brie y cherries desaparecía me fijé en un comentario escrito en su libreta que me desconcertó…”No están suficientemente motivados, parecen ausentes”… ¿ Qué tipo de persona podía escribir semejante comentario?...Comencé a idear una serie de malévolos comentarios que cayeron a mis pies al leer 3ºESO…
Entonces aproveché mi situación de estar de pie para fijarme en las notas de esos alumnos…Lo sé, estuvo mal…De esos 20 nombres escritos, solo había uno que había obtenido un 9, otro con 7.5, un 5 y el resto no alcanzaba el 3….El profesor siguió pasando las hojas de las evaluaciones y todas parecían calcadas…Acabé mi comida y llegué a mi parada. Mientras me acercaba a la puerta, observé el rostro del profesor que no inspiraba ningún entusiasmo, no movió su cabeza de aquella libreta y quien sabe lo que pensaría pero seguro que nada muy positivo.
Me alegré de no estar en su pellejo ni el de sus alumnos…Me pregunto qué haría para vencer el desánimo, cómo lograría sacar algo bueno de ese desastre… me quedé pensando en que todos necesitamos palabras de ánimo. Palabras que nos ayuden a ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío.
Post Scriptum: Querido profesor, siga viendo que detrás de cada tres podría haber un nueve, siga creyendo porque aún hay nueves. Siento haber mirado sus anotaciones, el gesto no me honra.
Foto: Post Secret, aportada por una profesora en un barrio marginal y su actitud ante sus alumnos.
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