viernes, septiembre 08, 2006

Hablemos.

Una tarde del 87 Rafael Alberti, el poeta, firmó libros es un pequeño puesto probablemente del Retiro...Esa misma tarde yo comía un bocadillo de mantequilla con azúcar mientras le decía a Pin que había que construír una nueva casa para Pon y los animalitos del Lego...Alberti solo era un señor arrugado que había metido los dedos en un enchufe resultando tener un aspecto poco propio de un abuelo...Fue una tarde trivial, que solo percibió quien se llevó a casa un libro firmado.

Más de 15 años después, tengo en mis manos un libro dedicado de sus poemas...Mis manos tocan esas páginas amarillentas por el paso del tiempo...y me reconcilio un poco con la poesía. No con la métrica o la rima, solo con la poesía que ilumina un día cualquiera con su dulzura...Los trazos en pluma me acercan un poco al poeta, no a sus ideas o su vida sino a sus palabras...Tengo preferencia por aquellos que escriben con pluma sin alardear de la misma...siento cierta simpatía...algo así como saludar a un pariente lejano...

No pierdas los colores que te juegan caminos
esta tarde en tu breve jardín murado. Mira.
Aquí están.Tú los tocas. Son los mismos colores
que en tu corazón viven ya un poco despintados.


Alberti también escribió a Paul Éluard y no puedo por menos que repetir sus palabras porque las siento un poco mías...yo también quisiera hablar con quien compró ese poemario por 350 pesetas porque creo que la conversación seguiría las palabras del poeta gaditado:

Has llegado.
Tu vida empieza ahora.
Háblame.
Hablemos.

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