sábado, enero 20, 2007

Vacío.

Tenía unos nueve años. Acompañaba a su madre junto con su hermano de once años. Su padre había agredido a su madre una vez más. La hice esperar en una silla junto a las enfermeras, tenía los ojos grandes y vacíos...Salí un momento de la consulta cuando me preguntó, ¿ donde está mi mamá?...Su hermano había defendido a la madre durante la agresión, él parecía viejo.
Toda esa violencia, todo ese odio, todos los insultos, todo eso que había sido grabado día tras día en la memoria de esos niños...parecían ajenos a la escena, sin permitirse llorar ni tener miedo, no se acercaban a nadie, parecían venir de otro mundo en el que los puños debían estar cerrados y los labios callados...y pensé...pensé si algún día podrían quitarse el caparazón que llevaban encima para dejar caer las lágrimas, para aprender a perdonar....aprender a amar...aprender a vivir, a vivir sin miedo...para ser niños otra vez....para que sus ojos no estén vacíos...

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