Fue un pequeño gesto. Un hombre mayor le regaló unos cuantos cupones de la ONCE a la médico con la que estoy rotando. El hombre me miró, sintió cierta lástima así que cortó la tira y me dio uno de los cupones.
No era para mí. No lo merecía. No era un agradecimiento a mi labor. Sólo un gesto de buena voluntad. Sonreí y guardé el cupón junto a mi tarjeta identificativa. No pensé demasiado en qué haría si me tocase. Sólo me sentí afortunada. Decidí mentalmente guardar el cupón en mi libreta de cosas varias. Pensé en como lo iba a colocar y que frase escribiría debajo. El día pasó rápidamente y guardé el cupón en mi bolso antes de volver a casa.
Al llegar a casa me conecté para ver si sería yo la próxima millonaria. Busqué el cupón pero no estaba. Repasé todo lo que había hecho sin saber en qué lugar podría haberse perdido. Lo busqué por activa y por pasiva sin éxito. Me quedé un poco desilusionada. No por la esperanza de ganar algo de dinero sino porque simplemente había sido un regalo, un bonito regalo. Quizás ese no fuera mi día.
Hace dos días abrí la libretita en la que guardo las etiquetas de aquellos pacientes que me dejaron preocupada. Hay un montón de números de cinco cifras allí escritos.Y entre ellos, él. El cupón. 48190. Estaba intacto. Parecía querer impregnar un poco de optimismo a aquellas historias desgraciadas. Tenía que haberlo pensado antes, aquel tenía que ser su sitio. Y encontrarlo, me alivió. No fue el número premiado aquel día. No tocó. No trajo dinero pero rompió la rutina...solo fue un poco de humanidad....y eso es más que suerte...eso es ganar...ganar que tu corazón sea un poco menos duro...
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