jueves, enero 29, 2009

Ellos.

Él tenía una de esas gafas de cristales vidriosos que ocupan parte de la cara. Llevaba un abrigo verde oscuro con pantalones negros. En su mano estaba una pequeña carpeta azul que recuerda a días de escuela. Venía acompañado de su mujer.
Ella era una de esas damas que salen en las películas de los años cincuenta. Pelo gris, pocas arrugas y una piel fina que envidiaría cualquier artista. Vestía con ese cuidado que ya no se lleva. La falda por debajo de la rodilla, la combinación color perla de raso gastado y unas buenas medias..." porque hace mucho frío, doctora"...
Comenzamos a hablar y su educación me hace ser mejor que de costumbre. Le pido la carpeta azul donde guardan todos los informes médicos de ella. "Están un poco desordenados entre tanto médico". Veo los sobres de iberdrola con letras mayúsculas que indican el órgano afectado...garganta, corazón, depresión, tripa...y dentro informes médicos pulcramente doblados...Les hago las preguntas de rigor y hay un dato que no recuerdan.

- Espere, está en un papel amarillo, dice él.
- Pasó hace mucho pero siempre me ha dejado un poco más lenta de esta mano, ¿sabe?, dice ella.

Entre los tres rebuscamos entre sobres hasta que él encuentra el papel.

- Aquí está, aquí lo tiene, mire.

Y me pasa un papel pequeño de color amarillento con unas letras grandes de imprenta que ponen " Ambulatorio, calle marañón s/n". En el papel hay cinco frases escritas sin puntos ni comas en letras ilegibles excepto la fecha. 3/XI/1964.

- El 64, madre mía, son ustedes una joya.
- Sí ya llovió, dice ella.
- Nadie guarda los papeles pero guardarlos tantos años, son todo un ejemplo a seguir.
- Ay en el 64, acababa de nacer nuestro segundo hijo, continua diciendo.

Y sonrío mientras no les digo que ese valioso papel carece de valor si no se pueden entender las letras. No encuentro la valentía para decírselo, al fin y al cabo, los médicos eran otra cosa en aquellos tiempos... Cuarenta años más tarde, sabemos más pero no somos mejores... Lo que nos hace mejores son ellos, los pacientes...Los que te cuentan esas pequeñas cosas y te recuerdan que tienes que ser mejor, tienes que ser digno de su confianza...digno de ser recordado por cuarenta años....

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