miércoles, mayo 27, 2009
Ahí abajo.
Todo es blanco ahí abajo. Inmaculado. Puro. Blanco. Perpétuo.
Nieve. Permanece nítida entre las nubes. Blanco. Todo es perpétuo ahí abajo. No hay ruido. La polución no parece cerca. No hay casas a la vista. El paisaje sólo es roto por un río aíslado. Y es hermoso, es muy hermoso.
Mis ojos lo observan con una única pregunta. ¿ Dónde está tu belleza en el caos cotidiano?. ¿ Dónde está tu silencio?. ¿ Dónde tu pureza?. ¿ Dónde tu inocencia?. Y una realidad, lo has visto. Existe. Las cumbres nevadas de unas montañas por centro Europa existen. Las olvidas con facilidad tras un par de guardias pero están, son otra dimensión quizás la única dimensión posible...Y me llevan a otros deseos, otros sueños, a un mundo lleno de bondad, un mundo sin portazos...a un Reino eterno...y lo sabes, esto es la verdad.
Todo esto existe, sólo hay que tirar con fuerza de la cima de esa montaña para que se cuele en mi tierra...
viernes, mayo 22, 2009
El portazo.
Es la cuarta vez que me ocurre. Cuatro veces. Cuatro malos tragos. No me gusta. Son cuatro mujeres embarazadas a punto de dar a luz. Están gordas. Están cansadas. Tienen las piernas hinchadas. Les duele la espalda. Es cierto. Es normal. Es real. En algún momento de este proceso, se pierde la buena fe y entonces....entonces las cosas no acaban bien. Y yo estoy en medio. Yo soy la cara del mal. No el sistema, no la ley, no el Estado. Lo soy yo.
- Me duele la espalda. Es peor por la noche.
- Comprendo, ¿ Cuántas semanas le quedan para salir de cuentas?.
- Dos. Dos semanas.
- Bien, ¿ y qué hace cuándo le duele la espalda?.
- Pues me tumbo pero el trabajo en la oficina me mata.
- Uhmm...¿ ha probado a tomar algo de paracetamol?.
- No.
- ¿ Y algo de calor?.
- Tampoco.
- Voy a explorarla.
------------
- Ahora mismo no tiene ninguna contractura en la espalda. Evidentemente, el dolor se debe al embarazo, ¿ Ha pensado en cogerse ya la baja maternal?.
- Yo quiero dejar de trabajar porque no puedo...así no puedo....
- Uhm, la baja maternal sabe usted que ya la puede solicitar porque seis semanas antes del parto, el Estado le permite dejar de trabajar.
- Ya pero ese es tiempo que no estoy luego con mi bebé.
- Bueno el Estado le da un permiso de 16 semanas para que usted las distribuya según considere.
- ¿Y no me puede dar la baja normal para disfrutar las 16 semanas después del parto?.
- No, no puedo. Yo le puedo dar la baja de maternidad pero no cumple criterios para una baja normal por enfermedad común.
- Pues otros médicos lo hacen. Todas las embarazadas que conozco tienen una baja normal.
- Uhmm, entiendo.
- Además hay un montón de gente que está de baja más sana que una manzana. Yo hablé con mi cuñada que es enfermera y me dijo que me la tenía que dar.
- En este momento, usted es mi paciente y yo soy su médico. Lo que ocurra fuera de aquí o digan otras personas no es mi problema. Como persona, le doy la razón porque debería de haber un permiso que excluyese a las mujeres trabajar a partir de las 32 semanas y permitiese al menos pasar 6 meses con su hijo. Como persona, opino eso pero desgraciadamente el Estado no opina lo mismo ni hay ningún anteproyecto de ley al respecto. Ahora mismo no me está permitido hacer lo que usted me pide. Lo siento, puede venir cuando quiera a pedirme la baja maternal. De momento, tome paracetamol cada 8 horas y póngase la manta eléctrica.
La paciente comienza a llorar a lágrima viva.
- Pues no es normal. Es injusta...
- Lo siento, si necesita alguna otra cosa, aquí estoy.
Recibo un portazo.
_Lo detesto. Detesto esta situación. Detesto que llore. Detesto no poder ayudarla. Detesto que nadie hable de esto. Detesto estar en medio.
- Me duele la espalda. Es peor por la noche.
- Comprendo, ¿ Cuántas semanas le quedan para salir de cuentas?.
- Dos. Dos semanas.
- Bien, ¿ y qué hace cuándo le duele la espalda?.
- Pues me tumbo pero el trabajo en la oficina me mata.
- Uhmm...¿ ha probado a tomar algo de paracetamol?.
- No.
- ¿ Y algo de calor?.
- Tampoco.
- Voy a explorarla.
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- Ahora mismo no tiene ninguna contractura en la espalda. Evidentemente, el dolor se debe al embarazo, ¿ Ha pensado en cogerse ya la baja maternal?.
- Yo quiero dejar de trabajar porque no puedo...así no puedo....
- Uhm, la baja maternal sabe usted que ya la puede solicitar porque seis semanas antes del parto, el Estado le permite dejar de trabajar.
- Ya pero ese es tiempo que no estoy luego con mi bebé.
- Bueno el Estado le da un permiso de 16 semanas para que usted las distribuya según considere.
- ¿Y no me puede dar la baja normal para disfrutar las 16 semanas después del parto?.
- No, no puedo. Yo le puedo dar la baja de maternidad pero no cumple criterios para una baja normal por enfermedad común.
- Pues otros médicos lo hacen. Todas las embarazadas que conozco tienen una baja normal.
- Uhmm, entiendo.
- Además hay un montón de gente que está de baja más sana que una manzana. Yo hablé con mi cuñada que es enfermera y me dijo que me la tenía que dar.
- En este momento, usted es mi paciente y yo soy su médico. Lo que ocurra fuera de aquí o digan otras personas no es mi problema. Como persona, le doy la razón porque debería de haber un permiso que excluyese a las mujeres trabajar a partir de las 32 semanas y permitiese al menos pasar 6 meses con su hijo. Como persona, opino eso pero desgraciadamente el Estado no opina lo mismo ni hay ningún anteproyecto de ley al respecto. Ahora mismo no me está permitido hacer lo que usted me pide. Lo siento, puede venir cuando quiera a pedirme la baja maternal. De momento, tome paracetamol cada 8 horas y póngase la manta eléctrica.
La paciente comienza a llorar a lágrima viva.
- Pues no es normal. Es injusta...
- Lo siento, si necesita alguna otra cosa, aquí estoy.
Recibo un portazo.
_Lo detesto. Detesto esta situación. Detesto que llore. Detesto no poder ayudarla. Detesto que nadie hable de esto. Detesto estar en medio.
jueves, mayo 21, 2009
Apuntes.
1.Soy la única que lleva bailarinas en el tren camino del trabajo.
2.No me siento cómoda cuando la gente llora en la consulta.
3.El helado de chocolate blanco y naranja es maravilloso.
4.Me encantan los pensamientos de mi ventana.
5.Es más fácil complacer a las personas que hacer lo correcto.
6.Caperucita en Manhattan me gusta.
7.Las cartas siguen siendo mejores que los e-mails.
8.No siempre hay respuestas para todo.
9.Escuchar historias de otros permite que cada día sea distinto.
10.Gracia y paz. Gracia y paz. Gracia y paz.
2.No me siento cómoda cuando la gente llora en la consulta.
3.El helado de chocolate blanco y naranja es maravilloso.
4.Me encantan los pensamientos de mi ventana.
5.Es más fácil complacer a las personas que hacer lo correcto.
6.Caperucita en Manhattan me gusta.
7.Las cartas siguen siendo mejores que los e-mails.
8.No siempre hay respuestas para todo.
9.Escuchar historias de otros permite que cada día sea distinto.
10.Gracia y paz. Gracia y paz. Gracia y paz.
jueves, mayo 14, 2009
Fazal Sheikh
Para ver, para pensar, para viajar, para emocionarse, para soñar, para llorar, para escuchar el silencio...
http://www.exposicionesmapfrearte.com/fazalsheikh/
Recorrí la sala vacía. Un poco hacia adelante. Un poco hacia atrás. Muchas historias. Todas reales. Todas ocurren a la vez, hoy, ocurren hoy. Y sentí un poco de vértigo, varios continentes con solo dar unos pasos. Me ha gustado, ha puesto todo en su lugar, en su correcto lugar.
http://www.exposicionesmapfrearte.com/fazalsheikh/
Recorrí la sala vacía. Un poco hacia adelante. Un poco hacia atrás. Muchas historias. Todas reales. Todas ocurren a la vez, hoy, ocurren hoy. Y sentí un poco de vértigo, varios continentes con solo dar unos pasos. Me ha gustado, ha puesto todo en su lugar, en su correcto lugar.
lunes, mayo 11, 2009
Amapolas.
Sólo un minuto, sólo un minuto antes de adentrarme en la vida real. Es ese minuto en el que al salir del túnel, aparecen los campos rojos llenos de amapolas. Es mi minuto de gracia. Al ver esos cientos de flores bañados con una discreta luz del sol, sólo pienso que la vida es hermosa, muy hermosa.
sábado, mayo 09, 2009
El hombro roto.
Soy una ilusa, lo reconozco. Iba preparada para una guardia excelente. Puente de Mayo. Juega Nadal. Madrid-Barcelona. Sol. Todos los factores a favor para que mi guardia en traumatología fuese perfecta. Era la cuarta guardia del quintuplete ( 5 guardias en 11 días para penar mi viaje a Moscú y demostrar que los derechos del trabajador no existen) así que decidí de antemano que sería buena. Perdón, buenísima. Por supuesto, me equivoqué. Faltaría más. La guardia fue un infierno. Todos los niños salieron a la calle rompiéndose cuanto hueso exista. Los aficionados a la pachanguita, se dieron unas buenas leches y acabaron con esguinces en todos los lugares posibles. Los abuelos se rompieron la cadera y mis manos acabaron blancas, los zuecos llenos de escayola y esparadrapo por mi bata. Mi humor iba decayendo por momentos. Pensé en montar un chiringuito en la puerta de la Urgencia para promocionar viajes a Benidorm de modo que la gente se rompiera los huesos allí pero me faltó tiempo para llevar a cabo esta sincera promoción de la Comunidad Valenciana... hasta que llegó la enésima abuela del día con el hombro roto., ¿ se puede saber a qué se dedica la gente?....
- Ay, ay. Me duele mucho...No me tire de la chaqueta...Rómpala, ya la coseré luego.
- Bueno, ¿ qué ha sucedido?.
- Una auxiliar que me levantó de golpe y mire...mire cómo me ha dejado el brazo...
- Pues sí, el brazo está pero no en su sitio. Vamos a hacer una radiografía.
La radiografía muestra una fractura de húmero en dos fragmentos. Mala suerte.
- Me temo que se ha roto el hombro. Tendremos que reducirlo, es decir, tratar de colocarlo y ponerle una escayola. Lo siento, lo siento mucho.
- Ay, la que lo siento soy yo que al mínimo roce veo las estrellas.
- Bueno, vamos a ir colocando las cosas. María Asunción, ¿ de dónde es usted?.
- Yo soy de Madrid.
- ¿ Es usted una gata?.
- Gata, gata, yo me críe en la puerta del Sol. Nací en el número 21 de la calle Alcalá. Mis padres eran allí porteros y me enseñaron a contar los barrotes para llegar a nuestra buhardilla en el último piso. Antes no había luz.
- ¿ Y cómo era entonces la puerta del Sol?.
- Pues en Navidad ponían puestos y venía la hermana de Alfonso XIII. La infanta Isabel. Ella compraba figuritas y las repartía entre los niños. Todo el mundo la llamaban la Chata. La verdad que no era muy guapa pero era muy maja.
- Es usted un libro de historia parlante.
- Ay, eran otros tiempos.
- María, vamos allá. Va a doler, trate de no moverse.
-....(... Aquí es cuando el paciente se acuerda de nuestra madre, nuestro padre, nuestros ancestros...).
- Ya está, vamos con la escayola.
- Ay, esto es horrible...qué dolor...
- Ya, bueno María, cuéntenos algo más de historia.
- Pues hija, después de las guerras mundiales, la guerra civil, el franquismo...ya está todo dicho...Lo importante, lo importante en mi vida ha sido el amor...tuve unos padres que me quisieron mucho y un marido estupendo...eso es lo importante, el resto son pamplinas.
- Pues sí...Bueno, ya hemos acabado. María, ¿ cómo está ahora?.
- Con el hombro roto, hija, con el hombro roto.
_No dejo de sorprenderme de mis pacientes.
- Ay, ay. Me duele mucho...No me tire de la chaqueta...Rómpala, ya la coseré luego.
- Bueno, ¿ qué ha sucedido?.
- Una auxiliar que me levantó de golpe y mire...mire cómo me ha dejado el brazo...
- Pues sí, el brazo está pero no en su sitio. Vamos a hacer una radiografía.
La radiografía muestra una fractura de húmero en dos fragmentos. Mala suerte.
- Me temo que se ha roto el hombro. Tendremos que reducirlo, es decir, tratar de colocarlo y ponerle una escayola. Lo siento, lo siento mucho.
- Ay, la que lo siento soy yo que al mínimo roce veo las estrellas.
- Bueno, vamos a ir colocando las cosas. María Asunción, ¿ de dónde es usted?.
- Yo soy de Madrid.
- ¿ Es usted una gata?.
- Gata, gata, yo me críe en la puerta del Sol. Nací en el número 21 de la calle Alcalá. Mis padres eran allí porteros y me enseñaron a contar los barrotes para llegar a nuestra buhardilla en el último piso. Antes no había luz.
- ¿ Y cómo era entonces la puerta del Sol?.
- Pues en Navidad ponían puestos y venía la hermana de Alfonso XIII. La infanta Isabel. Ella compraba figuritas y las repartía entre los niños. Todo el mundo la llamaban la Chata. La verdad que no era muy guapa pero era muy maja.
- Es usted un libro de historia parlante.
- Ay, eran otros tiempos.
- María, vamos allá. Va a doler, trate de no moverse.
-....(... Aquí es cuando el paciente se acuerda de nuestra madre, nuestro padre, nuestros ancestros...).
- Ya está, vamos con la escayola.
- Ay, esto es horrible...qué dolor...
- Ya, bueno María, cuéntenos algo más de historia.
- Pues hija, después de las guerras mundiales, la guerra civil, el franquismo...ya está todo dicho...Lo importante, lo importante en mi vida ha sido el amor...tuve unos padres que me quisieron mucho y un marido estupendo...eso es lo importante, el resto son pamplinas.
- Pues sí...Bueno, ya hemos acabado. María, ¿ cómo está ahora?.
- Con el hombro roto, hija, con el hombro roto.
_No dejo de sorprenderme de mis pacientes.
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