sábado, mayo 09, 2009

El hombro roto.

Soy una ilusa, lo reconozco. Iba preparada para una guardia excelente. Puente de Mayo. Juega Nadal. Madrid-Barcelona. Sol. Todos los factores a favor para que mi guardia en traumatología fuese perfecta. Era la cuarta guardia del quintuplete ( 5 guardias en 11 días para penar mi viaje a Moscú y demostrar que los derechos del trabajador no existen) así que decidí de antemano que sería buena. Perdón, buenísima. Por supuesto, me equivoqué. Faltaría más. La guardia fue un infierno. Todos los niños salieron a la calle rompiéndose cuanto hueso exista. Los aficionados a la pachanguita, se dieron unas buenas leches y acabaron con esguinces en todos los lugares posibles. Los abuelos se rompieron la cadera y mis manos acabaron blancas, los zuecos llenos de escayola y esparadrapo por mi bata. Mi humor iba decayendo por momentos. Pensé en montar un chiringuito en la puerta de la Urgencia para promocionar viajes a Benidorm de modo que la gente se rompiera los huesos allí pero me faltó tiempo para llevar a cabo esta sincera promoción de la Comunidad Valenciana... hasta que llegó la enésima abuela del día con el hombro roto., ¿ se puede saber a qué se dedica la gente?....

- Ay, ay. Me duele mucho...No me tire de la chaqueta...Rómpala, ya la coseré luego.
- Bueno, ¿ qué ha sucedido?.
- Una auxiliar que me levantó de golpe y mire...mire cómo me ha dejado el brazo...
- Pues sí, el brazo está pero no en su sitio. Vamos a hacer una radiografía.

La radiografía muestra una fractura de húmero en dos fragmentos. Mala suerte.

- Me temo que se ha roto el hombro. Tendremos que reducirlo, es decir, tratar de colocarlo y ponerle una escayola. Lo siento, lo siento mucho.
- Ay, la que lo siento soy yo que al mínimo roce veo las estrellas.
- Bueno, vamos a ir colocando las cosas. María Asunción, ¿ de dónde es usted?.
- Yo soy de Madrid.
- ¿ Es usted una gata?.
- Gata, gata, yo me críe en la puerta del Sol. Nací en el número 21 de la calle Alcalá. Mis padres eran allí porteros y me enseñaron a contar los barrotes para llegar a nuestra buhardilla en el último piso. Antes no había luz.
- ¿ Y cómo era entonces la puerta del Sol?.
- Pues en Navidad ponían puestos y venía la hermana de Alfonso XIII. La infanta Isabel. Ella compraba figuritas y las repartía entre los niños. Todo el mundo la llamaban la Chata. La verdad que no era muy guapa pero era muy maja.
- Es usted un libro de historia parlante.
- Ay, eran otros tiempos.
- María, vamos allá. Va a doler, trate de no moverse.
-....(... Aquí es cuando el paciente se acuerda de nuestra madre, nuestro padre, nuestros ancestros...).
- Ya está, vamos con la escayola.
- Ay, esto es horrible...qué dolor...
- Ya, bueno María, cuéntenos algo más de historia.
- Pues hija, después de las guerras mundiales, la guerra civil, el franquismo...ya está todo dicho...Lo importante, lo importante en mi vida ha sido el amor...tuve unos padres que me quisieron mucho y un marido estupendo...eso es lo importante, el resto son pamplinas.
- Pues sí...Bueno, ya hemos acabado. María, ¿ cómo está ahora?.
- Con el hombro roto, hija, con el hombro roto.



_No dejo de sorprenderme de mis pacientes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuanto se puede aprender por un hombro roto: Historia de España, las guerras mundiales, que hacía en Navidad la familia real de aquellos tiempos, etc., pero lo más importante en la vida de la señora... el amor. Ella si que sabe.
Un abrazo,

Sara. dijo...

...pues sí...gracias por leer...Bicos.