Delft no tiene nada que ver con Madrid. Nadie corre. No hay metros que coger. La vida parece tranquila entre calles con canales. Sólo me topo con turistas que cámara en mano recorren los monumentos locales. Hay una ligera brisa, ajusto mi pañoleta al cuello y decido tomar un cappuccino.
El café está vacío mientras el camarero no dejar de mirar a una pareja de novios que se besuquea en la terraza. Llega mi café con galletita incluída y comienzo a escribir. Escribo por un par de horas hasta que viene nuevamente el camarero para anunciarme en un perfecto holandés que van a cerrar el café. Veo el reloj, 5.00 pm. No entiendo nada pero recojo mis bártulos y camino un poco más hasta coger el tren. No me siento extraña en este lugar pero creo que Madrid se está colando en mi rutina, al menos los cafés no cierran temprano...me gusta mi barrio.
2 comentarios:
a mi tb me gusta tu barrioooo...mil bicoooos
;)
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