martes, septiembre 29, 2009

Magritte.

Cogí el tranvía desde Roger a Botanique, junto conmigo subió una madre oriental con sus tres retoños. Ellos no tenían la mínima intención de quedarse sentados así que entre todos decidieron tirar de la chilava de un amable anciano con barba venerable. El anciano comenzó a chillar en francés acerca de los buenos modales mientras la avergonzada mujer dedicaba un buen coscorrón a cada uno de sus hijos. Sonrío ante la escena, me bajo en la siguiente parada para comprar unos libros. No encuentro lo que busco pero aún así compro la edición francesa de Persepolis, al salir de la tienda camino hacia el Museo Magritte.
Hago una pequeña cola de turistas despistados que buscan rellenar la lista de "cosas que hacer" y entro en el museo buscando algo...no sé lo que busco pero quiero una idea, una imagen, una frase, quiero quedarme con algo....Veo cartas, carteles, cuadros, algún objeto personal y palabras, muchas palabras...pero no encuentro aquellos cuadros más conocidos...no están en su museo sino en el Museo de Arte Moderno que está a 50 metros caminando...y me decepciona, me decepciona no poder ver su obra en un museo monográfico...Me enfado un poco...No tengo tiempo para entrar en el otro Museo y me siento un poco estafada...Magritte merece otra cosa...aún así pienso en sus búhos, en los cielos azules, en las fotos de los años 20...pienso en lo mucho que no sé....Compro un lápiz para M y cojo el metro hacia Schuman...sigo pensando en esta ciudad, esta ciudad...y camino hasta la plaza Jordan, necesito unas patatas...

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