sábado, febrero 28, 2009

El monólogo.

El sol entra por la ventana con fuerza. Hoy las luces están apagadas, la calefacción sigue a su temperatura habitual por lo que la consulta parece más primaveral que en semanas anteriores. Y comienza el monólogo...

- Atarme los zapatos... ¿Sabe cómo es vivir sin poder atarse los cordones de los zapatos?. Mi vida era otra cosa. Me la pasaba como todo el mundo, alguna discusión que otra con mi mujer, los hijos en plena adolescencia y preocupado por si el Atletic ganaría el próximo domingo. Estaba inmerso en todas esas tonterías. Nunca había pensado en cosas muy profundas, siempre pensé que podría ponerme enfermo. Pasa, la enfermedad pasa. Yo creía que me tocaría el infarto, mi padre tuvo un infarto así que por ley de vida...me tocaría un infarto. Esto es peor. Es humillante, llevo tiempo pensando en saber qué es peor y ni siquiera puedo hablar...Me consume la frustración...No puedo cortar los alimentos en el plato, no puedo abrocharme los botones, no puedo sacar a pasear al perro porque no tengo fuerza para sujetar la correa, no puedo cambiar una mísera bombilla...Yo era, no, no puedo acaba esta frase...Yo era, era otra persona...La autosuficiencia se ha quedado en el cementerio, ya no lo soy...Dependo de otros... mi mujer, mis hijos, hasta los vecinos....Yo era de esos tipos que toma cañitas con los amigos...Salía con ellos pero ya no es mi sitio...Ellos hablan de lo mal que está el aparcamiento, la quiniela y....yo no puedo ni abrocharme la camisa....¿ Cómo el mundo puede seguir girando cuando yo me estoy quedando inválido?...Estoy poniendo de mi parte, doctor, lo estoy intentando...Me esfuerzo pero no llega, no es suficiente....Y aún así mi familia me anima, mi hijo me pone los calcetines antes de irse a clase, mi hija de 15 años no se queja por cortarme el filete, mi mujer le ha puesto velcro a las camisas...Yo creía que tenía una familia pero depender de ellos a ese nivel...depender de ellos...se supone que ellos dependen de mí, no al revés...pero nunca pensé que harían todo eso por mí...sé que lo harían pero no, no con esa actitud...no me ven como me ve el resto...me ven...me ven como una persona normal y...eso, eso es lo único que no tiene precio de esta maldita enfermedad.

jueves, febrero 26, 2009

Generaciones.

Era la quinta paciente del día, caminaba encorvada y venía acompañada de su nieto. Ella no llegaba al 1,50 metros; yo era otra cosa, me diría más tarde. Él medía casi dos metros. Su paso es lento mientras se apoya en el bastón y el brazo de su nieto. Su nieto rondaba los 25 años y reunía todos los tópicos del momento; tatuajes en sus brazos, ropa alternativa y más pendientes que los dedos de una mano. Ella hablaba sin levantar la voz y él se agachaba para escucharla con una atención marcada. Verlos juntos era una muestra de la complicidad que a veces surge entre generaciones.

Cuando ella llegó a la consulta respondió al saludo con una insospechada alegría para su edad. 89 años es lo que calificaría fragilidad. Rápidamente comenzó a citar por nombre cada una de las pastillas con las debidas tomas diarias. Nos contó que estaba preocupada porque caminaba menos...El frío de este invierno ha sido terrible pero lo compensé haciendo sudokus, cosiendo y tocando la flauta....¿ Toca usted la flauta?...Sí, me enseñó mi hermana. Ella fue a clases. Me enseñó cuando las notas eran números, ya ha llovido. Su nieto me aclara que estas Navidades dio un concierto en el hogar de ancianos del pueblo...¿ Un concierto?...Bueno, me aclara, concierto no fue...Resulta que íbamos a tocar cuatro pero uno se puso enfermo, otro se rompió la cadera y otra tuvo que irse a su pueblo así que toqué yo sola...

Nos enseña sus manos que conviven amargamente con la artrosis...¿ No hay mucho que hacer, verdad?...Bueno mucho no podemos hacer pero hay algunos baños de manos que alivian un poco...¿ Miguel, te estás enterando?...Sí abuela...Yo mas o menos me entero; veo las noticias todos los días pero me siento más tranquila si me acompañan los nietos. El nieto le sonríe tiernamente y ella nos cuenta sin reparos la vida de cada uno de sus vástagos y descendientes con un sentido orgullo. La consulta llega a su fin cuando dice...Les he traído unos caramelitos para pasar el rato porque son muy amables...Miramos esa fina figura mientras decimos un sonoro y sentido: Gracias, es un placer atenderla...

lunes, febrero 23, 2009

Adios, bonita.

Todos los días recibo unos cuántos comentarios en los que las personas se dirigen hacia mí como " bonita". Puede ser un "oye, bonita", " a ver, bonita" y el clásico " Adios bonita" ante el cual ya he perdido la batalla. Cuando recibes estas palabras unas 3-5 veces todos los días, te haces algunas preguntas. Primero, ¿ soy un objeto decorativo?...El gato es muy bonito, la casa es muy bonita, Sara es muy bonita...La segunda pregunta es porque si estoy con un compañero de sexo masculino, a él le llaman doctor y a mí me llaman bonita...Probablemente llamarme bonita no sea sexista pero me gustaría ver cómo llaman a unos de esos cuarentones "bonito"...sólo por curiosidad...Y por último, no te llaman bonita porque seas guapa...Le llaman bonita a todo el mundo....da igual si eres alta, baja, delgada, con sobrepeso, guapa o fea...Da igual, tú eres bonita....Digo todo esto porque hoy hice la compra. El hombre que me la trajo a casa me dijo " Adios, bonita" así que claudiqué.
Adios, bonitos.


Ps. Nadie me contó que me iban a llamar bonita cuando puse la equis en el recuadro que decía facultad de Medicina...tampoco nadie me contó lo de "Señorita,chica,guapa,maja,tía"...

lunes, febrero 16, 2009

Viernes.

Hoy tenía esa sensación de viernes. En mi calendario era viernes pero la realidad es distinta. Hoy es lunes, aún quedan cinco días para llegar a un día libre. Salgo de casa sin mucho ánimo. Los zapatos negros, el bolso gris. El cielo azul. Un día más.
Cruzo pocas calles antes de ver la sinagoga, entonces le veo. Un hombre mayor con barba blanca prominente, gafas de aluminio pasadas de moda, traje negro impecablemente planchado que parece tener unos poco años y sombrero negro. La camisa era blanca con una fina corbata negra y en sus manos un pequeño libro blanco. Unas letras hebreas sobre el librito y sus ojos fijos en las palabras mientras musitaba algo carente de sentido para mi tosco oído. Y me doy cuenta que no es un día más, a horas tempranas este hombre está buscando lo eterno en palabras antiguas mientras yo miro al reloj para poder dormir un día hasta las nueve...Las diferencias existen...pero hay algo en él que me inspira, me da esperanza...las palabras, las palabras que lee... cambian nuestras vidas, nos muestran otra realidad...otra tierra, otro Reino, otra Vida...

viernes, febrero 13, 2009

Metro.

No creo que tuviese más de 15 años. Los ojos más maquillados que lo que resulta razonable. Unos ojos castaños. Sentada en el andén opuesto del metro con aspecto de fragilidad. Y aunque no emitía ningún sonido las lágrimas caían sobre sus mejillas como el testigo de lo que nunca debería haber ocurrido. Era demasiado temprano para que los viajeros se molestasen en mirarla. Irradiaba tanta tristeza que fui incapaz de mirarla sin sentir que somos vulnerables. Vulnerables al carnaval exterior. Y mientras el metro entraba en la estación, el pelo nos voló a ambas un poco y oré, oré para que sus lágrimas sean dignas de ser derramadas…

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Una pequeña carrera para entrar en el vagón. Un hombre de unos setenta y tantos años entra detrás mía cuando tropieza y cae al suelo. Los viajeros en un acto de ayuda mutua, se acercan a ayudarle, le ceden su asiento y le preguntan cómo está. El hombre responde “Bien, bien” mientras se toca la cabeza con unas pequeñas palmaditas. Los viajeros comienzan a comentar su opinión sobre las caídas…”Debe ir al médico, nunca se sabe”…(¿ nunca se sabe?)….”Va uno tan tranquilo y en un tropezón tonto, se rompe una cadera”…El hombre me mira con mi libro de poemas de Hernández…Le miro con una mirada cómplice…Los comentarios continúan aunque el hombre no los solicita….Leo unos versos mientras le veo para asegurarme que sigue bien…Llegando a Diego de León, se levanta y en voz alta da las gracias a los viajeros por ayudarle….Me mira y sin saber porqué le respondo…” No coja miedo a caerse, está usted ágil y no debe perder ese don, por favor, continúe viajando en metro”…Me sonríe con sorpresa mientras asiente y dice un cálido “Hasta pronto”…Hasta pronto, hasta pronto….

jueves, febrero 12, 2009

El bastón.

11 articulaciones afectadas. Más años de los que podrían caber en el carnet de identidad. Un paso frágil y lento entre tantos dolores. Su marido la acompaña con las gafas de sol de rigor por lo que suponemos que las cataratas le están dando más guerra de la pensada.
Una consulta lenta, cada movimiento de ella requiere su tiempo. El tiempo parece no importarle demasiado a esta pareja de ancianos. Las respuestas son extensas y comen más tiempo de los 15 minutos de rigor que le corresponden. El cajetín se llena mientras ellos hablan. La vida ya no es la misma, ahora es él quien friega porque ella ya no puede. Maldita artrosis. Algunas pastillas nuevas y un poco de esperanza que probablemente sea vana.
Acaba la visita, su marido acompaña al médico a por unos papeles. Acompaño a la mujer hacia la puerta y le pregunto si no ha pensado en utilizar algún bastón...La mujer me dice que tiene uno que usa para ir a la compra porque camina más segura...Discretamente levanta un poco la mirada y me dice " Hoy no lo he traído porque me apoyo en mi marido, es mejor que un bastón"...Y asiento sin saber qué pensar tras dicha comparación...

lunes, febrero 09, 2009

Días.

Día 1.

Bronca por no mirar a la cara a una paciente. El médico alude que la paciente se lleva un informe hecho a ordenador. La paciente alude que es un mal educado.

Día 2.

La enfermera me informa que el médico no está muy cuerdo. El médico me informa que la enfermera no es del todo eficiente.

Día 3.

La "industria" paga el café. La industria informa al médico de un viaje programado en el extranjero con una jornada de trabajo y varios días de placer.

Día 4.

La paciente se despide con un " Adios doctor" y me dirige un sentido " Adios bonita" a pesar de haberla explorado yo con la supervisión lejana del sabio doctor.

Día 5.

No me gusta esa medicina.

jueves, febrero 05, 2009

La consulta.

Fue un día extraño. La mañana iba pasando e íbamos mal de hora. Casi una hora de retraso es ir mal de hora. La pareja entró en la consulta. Ella tenía una de esas enfermedades raras que nadie tiene, una de esas que no generan empatía por el mero desconocimiento. Hablaba de forma pausada acerca del dolor que su dolencia le producía, las noches que se pasó llorando y lo bien que ahora estaba. Una de esas historias que escuchas de forma frecuente, la vida misma.
Y él lo preguntó..."¿ Les puedo hacer una pregunta?"....Claro, díganos..."¿ Y quién sufre más el paciente o los que le vemos sufrir?"....Y le miramos, le miramos con los ojos bien abiertos. No era una pregunta cualquiera, no era acerca del próximo análisis o del colesterol. No era ese tipo de pregunta. Era una pregunta desde el fondo del alma. Una de esas preguntas que no tienen respuesta. Y que te deja sin aliento, tartamudeando un susurro y no puedes quedarte en silencio, no puedes bajar la mirada, no puedes no existir...Y respondes...respondes una necedad, porque una pregunta como esa no se puede responder cuando llevas casi una hora de retraso...Y respondes...El sufrimiento no se mide, se vive...No sabemos quién sufre más, no lo podemos imaginar pero es real...El sufrimiento es una realidad tangible...Y el hombre nos mira mientras asienta...Y los cuatro nos quedamos en silencio...No se puede vislumbrar el fondo de un corazón y seguir como si nada...no es posible, no debería serlo...

domingo, febrero 01, 2009

Regeneration.

"And now?."
"I don´t know. I think perhaps the patients´ve...have done for me what I couldn´t do for myself". He smiled. "You see healing does go on, even if not in the expected direction."

Pat Barker, Regeneration (1991).

Ps. Thanks S, I am starting the second book but you were right...it is a trip to the human soul...THANK YOU, love.