Es la cuarta vez que me ocurre. Cuatro veces. Cuatro malos tragos. No me gusta. Son cuatro mujeres embarazadas a punto de dar a luz. Están gordas. Están cansadas. Tienen las piernas hinchadas. Les duele la espalda. Es cierto. Es normal. Es real. En algún momento de este proceso, se pierde la buena fe y entonces....entonces las cosas no acaban bien. Y yo estoy en medio. Yo soy la cara del mal. No el sistema, no la ley, no el Estado. Lo soy yo.
- Me duele la espalda. Es peor por la noche.
- Comprendo, ¿ Cuántas semanas le quedan para salir de cuentas?.
- Dos. Dos semanas.
- Bien, ¿ y qué hace cuándo le duele la espalda?.
- Pues me tumbo pero el trabajo en la oficina me mata.
- Uhmm...¿ ha probado a tomar algo de paracetamol?.
- No.
- ¿ Y algo de calor?.
- Tampoco.
- Voy a explorarla.
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- Ahora mismo no tiene ninguna contractura en la espalda. Evidentemente, el dolor se debe al embarazo, ¿ Ha pensado en cogerse ya la baja maternal?.
- Yo quiero dejar de trabajar porque no puedo...así no puedo....
- Uhm, la baja maternal sabe usted que ya la puede solicitar porque seis semanas antes del parto, el Estado le permite dejar de trabajar.
- Ya pero ese es tiempo que no estoy luego con mi bebé.
- Bueno el Estado le da un permiso de 16 semanas para que usted las distribuya según considere.
- ¿Y no me puede dar la baja normal para disfrutar las 16 semanas después del parto?.
- No, no puedo. Yo le puedo dar la baja de maternidad pero no cumple criterios para una baja normal por enfermedad común.
- Pues otros médicos lo hacen. Todas las embarazadas que conozco tienen una baja normal.
- Uhmm, entiendo.
- Además hay un montón de gente que está de baja más sana que una manzana. Yo hablé con mi cuñada que es enfermera y me dijo que me la tenía que dar.
- En este momento, usted es mi paciente y yo soy su médico. Lo que ocurra fuera de aquí o digan otras personas no es mi problema. Como persona, le doy la razón porque debería de haber un permiso que excluyese a las mujeres trabajar a partir de las 32 semanas y permitiese al menos pasar 6 meses con su hijo. Como persona, opino eso pero desgraciadamente el Estado no opina lo mismo ni hay ningún anteproyecto de ley al respecto. Ahora mismo no me está permitido hacer lo que usted me pide. Lo siento, puede venir cuando quiera a pedirme la baja maternal. De momento, tome paracetamol cada 8 horas y póngase la manta eléctrica.
La paciente comienza a llorar a lágrima viva.
- Pues no es normal. Es injusta...
- Lo siento, si necesita alguna otra cosa, aquí estoy.
Recibo un portazo.
_Lo detesto. Detesto esta situación. Detesto que llore. Detesto no poder ayudarla. Detesto que nadie hable de esto. Detesto estar en medio.
3 comentarios:
Jejeje... Convencións sociais... e as diferencias nas "normas non escritas"... Ando a ler un libro, dun tal Richard Sennett que se chama "o artesan", onde (moi por enriba, non é o seu obxecto de estudo) toca os problemas que este tipo de "diferencias" provocaron no sistema de saude inglés :D
Coido que hoxe non estou motivada para coller o libro de Sennett e saber un chico máis da sanidade británica...chégame dabondo co traballo diario...pero está ben sabelo...supoño que melloraremos pero índa non sei cándo...Bicos.
Las bajas laborales deberían ser otorgadas por un cuerpo especial de médicos dedicados sólo a eso, equivalente a los peritos médicos de las compañias de seguros.
Porque no hay derecho a que los médicos de asistencia primaria tengáis que sufrir amenazas, chantajes emocionales ni malos modos por hacer lo que creéis correcto conforme a las normas y a vuestra conciencia.
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