miércoles, mayo 31, 2006

Berta.

Recuerdo subir las escaleras de aquella casa, el primero parecía siempre muy lejano aunque supongo que mis piernas no eran demasiado grandes. Tenía cuatro años. La casa de Berta era uno de esos lugares que me encantaba. Berta era delgada, alta y de pelo oscuro...tenía cuatro hijos pero no recuerdo ninguna de sus caras...Ellos no están en mi memoria....Ella tendría treinta y tantos, daba clases de pintura...pero esa no es la razón por la que la recuerdo.

Recuerdo que cuando abría la puerta, hablaba con mi madre mientras me decía un hola cariñoso....Entonces comenzaba a corretear por su casa...Su casa, me parecía mágica...Sonaba uno de esos radiocasettes tan típicos de los ochenta mientras gente muy alta pintaba por todas partes....Todas las personas de esa casa eran más altos que yo...al menos yo me sentía bajita en su casa aunque nunca me importó mucho...En el salón, en la habitación y hasta en el baño, había personas con pinceles, lienzos y cuadros...Miraba a todas aquellas personas sintiendome totalmente integrada sin saber por qué...De vez en cuando Berta me daba un folio y me dejaba pintar...no recuerdo si pinté algo de provecho ( por mis habilidades actuales supongo que no...) pero sí la sensación de alegría....No recuerdo ninguna palabra desagradable de su parte, nunca me dijo que no hiciese algo...siempre me dejó a mi aire, disfrutar de aquel ambiente bohemio, dejar momentaneamente los cuatro años para aprender que todo era posible...aprender a sentirme aceptada y querida por muy distinta que la casa de Berta fuese de la mía...( creo que todos los niños deberían tener una Berta)....

Berta tenía un hermano que también dibujaba...su hermano sigue dibujando y firma como Forges...Este domingo paseé por la feria del libro en Madrid. Mi madre y yo vimos a Forges firmando libros en la feria y pensamos en Berta...( por muy bueno que sea Forges, preferimos a Berta)...Dudamos en acercarnos a preguntarle por Berta, hacía tanto tiempo que no sabíamos de ella...Finalmente, un poco avergonzadas por no tener interés en él sino en su hermana, nos acercamos....Amablemente Forges nos habló de Berta, que era feliz ...nos alegramos de escuchar eso...Nos dió su teléfono, la llamamos....y nos respondió....Me mandó un achuche muy grande y quedé en llamarla un día de estos....

Estoy segura que la Berta de hoy no tendrá mucho que ver con mis recuerdos pero debo darle las gracias por los recuerdos tan estupendos que dejó en mí.Sea quien sea hoy, se merece ser feliz.

4 comentarios:

Docte Vague dijo...

Se pega uno tanto a sus recuerdos que ya no recuerda si él es él, o si él ya es un recuerdo: un recuerdo de él.
Yo suelo echar mano de los recuerdos cuando mi situación anímica se pone complicada. El proceso resulta bastante sencillo: Recordando el pasado olvidas el presente.
El problema de tanta reminsicencia forzada es que acostumbras a evitar la realidad con demasiada frecuencia y te tornas un loco reminiscente. Lo fatal es que una vez agotados los recuerdos empiezas con las fantasias y las ensoñaciones lúcidas, y el discernimiento de la realidad ya empieza a resultar muy complicado.

El poder de la imaginación acaba resultando una arma de doble filo para aquellos que tienen una visión melancólica de la vida.

Sara. dijo...

Has hecho una descripción muy precisa del peso de los recuerdos y el uso de la imaginación....Creo que los recuerdos son válidos mientras no nos quiten la capacidad de disfrutar del hoy...De cierto con los años se recuerda mejor quienes fuímos que lo que somos...así que no tiene porque ser tan dañino...Ahora bien,refugiarse en ensoñaciones para no enfrentar la realidad me parece tan negativo como quien se refugia en un ordenador, unas copas o cualquier evasión...Lo importante no es que resulte un arma de doble filo sino que la imaginación potencie las posibilidades de cada uno para llegar a ser lo que siempre soñamos ser....Un abrazo.

meditada dijo...

Creo que casi todos tenemos una Berta... la mia se llamaba Carmen ... ¿has pensado que quizás tu seas el día de mañana una Berta de alguien? Besitos

Sara. dijo...

...pues no lo había pensado...pero creo que lo bonito de las Bertas y las Carmen es que lo fueron sin saberlo...no se puede tener vocación porque los niños son capaces de diferenciar la honestidad a años luz..A lo mejor nuestros nietos llegan a escribir en sus blogs, que sus Bertas se llaman Maribel o Sara...quien sabe...pero por ahora no se me pasa por la mente.Bicos