miércoles, noviembre 08, 2006

Amor y demencia.


Foto: Post Secret.


De alguna forma u otra tenía que escribir este post. He visto muchas personas con demencia y hay algo que me sigue intrigando...sus caras ausentes, su mente vacía, nuestras palabras sin contenido...Un mundo totalmente nuevo que a nadie interesa ya.
En ese pequeño mundo hay un puñado de personas que siguen integrando en ese ser extraño una serie de recuerdos, una voz dulce, una mano cercana, una madre honesta, un padre sabio, una persona digna de atención y amor. Esos cónyuges que siguen allí, sin marcharse, deseando ser sus manos...siendo los que acercan la cuchara cuando el resto hemos perdido la fe, cambiando los pañales, hablando de lo que ocurre en el día a día...si sigue gobernando "tacones" o Suárez...si los chicos se han ido a la playa. Son ellos, los que compartieron toda una vida y quieren seguir compartiendola, ellos que siguen teniendo paciencia, ternura y humanidad. Son ellos de los que nadie habla, los que sufren cada retroceso y crean puentes donde los demás ya nos los vemos.

Mi generación ha perdido su lección. Nos entretenemos con cosas varias pero nunca hemos aprendido de su ejemplo. Ese sentido de libre pertenencia que es suficientemente libre para no verse atado aunque le duelan los huesos cada vez que tiene que mover a esa persona amada. De eso no hablamos ya...nos suena pasado eso de " en la salud y en la enfermedad"...No entendemos del tema, nos ponemos excusas y evitamos pensar en las tragedias que acompañan cada comedia. Al fin y al cabo, la pérdida de recuerdos tiene poco que ver nosotros, nuestra memoria sigue intacta esperando que las neuronas sigan haciendo su trabajo sin procesar palabras como "hasta que la muerte nos separe"...Ay, qué osados somos, qué necios parecemos cuando hablo con ellos...No hemos entendido qué es todo esto del amor, no sabemos de qué hablamos...Por eso, todas esas personas anónimas que hablan conmigo en la fría habitación de un hospital cualquiera, merecen mi admiración, mis palabras más dulces, mi sonrisa más cálida porque ellos saben bien lo cruel que puede llegar a ser la vida y lo necesario que es saber amar.

A todos ellos, gracias.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Veo a un pequeno Christo andando por los corredores de un hospital... entrando en frias habitaciones... hablando con enfermos y familiares... agarrando su manos, mirando a sus ojos con compasion y misericordia. Ya recuerdo... su nombre es Sara!

Con mucho carino. Roberto

meditada dijo...

Con tu post me has recordado a mi abuelo paterno. Tuvo alzheimer y llegó hasta a olvidar quien era mi abuela. Un día mi abuelo le dijo a mi padre," no se quien es ésta señora, pero es muy buena persona me cuida mucho".

Opino lo mismo que tu, nuestras generaciones han perdido muchos valores...y nos perdemos muchas cosas más con ello preciosas.

Un beso.

Anónimo dijo...

Sara, me gusta mucho lo que escribes y como lo haces, seria estupendo que todos nos paráramos a profundizar en las cosas que nos trodean,disfrutaríamos mucho más de los detalles de la vida.
Gracias guapa.
Un beso desde Barcelona

Sara. dijo...

Gracias Roberto pero queda tanto camino que andar, tanto por hacer, tanto que amar...Gracias a Susana y a ti por vuestro ejemplo.

Meditada, qué historia la de tus abuelos...que bonito. Un abrazo guapa.

Querido anónimo; gracias por leer, creo que hay mucha más gente que se fija en los detalles pero en mi caso solo soy responsable de aquellos que veo yo...así que trato de aprovechar porque hay cosas estupendas en esta aventura llamada vida y sería una pena perdérmelo. Un abrazo.