domingo, febrero 10, 2008

El viernes.

Por fin llegó el viernes, pocas horas para poder descansar. Algunas cosas pendientes y mucho sueño atrasado. Llevo unos pantalones negros con una camiseta gris. No anticipaba lo que iba a escuchar pero el color resultó acertado. Ella tenía mis años, unas gafas de sol enormes y más lágrimas de las que yo podría contar. Se quitó las gafas y comenzó a hablar entre sollozos. Miraba a mis ojos con la inquietud de que aquello sólo podría ser un mal sueño. Y no pude dejar de mirarla sin poder abrir la boca. Estaba tan rota, tan rota que casi empiezo a llorar. Toda su vida marcada con una huella llena de mal. El sol se volvió tan gris que fuera de sus ojos sólo había un océano oscuro lleno de tormenta...Así que me levanté de la silla, cogí un trozo de papel y se lo acerqué mientras coloqué mi mano sobre su hombro...Las palabras son vanas.. A veces ni siquiera puedes dar un vaso de agua o una taza de café...solamente un papel...un papel para decir que aquí siempre tendrás un espacio donde llorar...donde quiera que estés, aquí estamos....

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