miércoles, septiembre 12, 2007

7.39

El despertador suena como siempre. 7.39. Una ducha. Un trozo de tarta con café. Mi bolso y rumbo a trabajar. El mismo recorrido. Varias patrullas de policías, los geos, varias grúas y los perros olisqueando todos los coches aparcados en la calle. La sinagoga abierta mientras la policía entra y sale de ella. Se me encoje un poco el alma. Creo que va a ser un día cualquiera pero no lo es. El mal sigue presente aunque esta mañana no sale en las noticias. No hubo coche bomba. Muchas veces creo que Oriente Medio está lejos pero cada vez que la policía vigila la sinagoga me doy cuenta que el odio ya no tiene fronteras...y eso, eso es terrible.

No hay comentarios: