Es un gruñón. 73 años gruñendo. Su tensión arterial está por las nubes y no le gustan nuestras palabras. No le gusta que le digamos que no va bien por ese camino. La adjunta le explica las cosas y el paciente se muestra un poco escéptico...¿ Y qué más quieren?...Y sin saber porqué le respondo...Una sonrisa....Y el hombre se echa reír...Y todos sonreímos un buen rato mientras le damos las recetas...
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