San Petersburgo es otra cosa. Tiene un sabor europeo que no te permite sentirte extranjero. Sus canales, sus puentes, sus edificios imperiales vestidos de colores. No hay nada pequeño, nada dejado al azar. Todo ha sido pensado, vivido, analizado. La vida transcurre al paso adecuado y la luz lo llena todo. La noche cae pasadas las 11 pm y eso le da carácter, es una forma discreta de decir estoy aquí, miradme y no podréis apartar la vista.
El Hermitage es la joya de su corona. Todo el edificio es digno de ser admirado. Una reverencia se asoma en mi mente, estás ahí, estoy aquí. No hay lugar para la improvisación, todas las salas han sido diseñadas con el esmero propio de su lugar. Las pinturas alojadas allí son una colección magnífica...Tras ver sus salas, sólo puedo asentir ante la frase de uno de sus directores...." Puede que el Hermitage no sea la primera pinacoteca del mundo pero desde luego no es la segunda"...Hay tantos cuadros, tantas firmas que llega a abrumar...La belleza debería estar dosificada para no intoxicar, para mantenernos humildes....Y Rembrandt parece trascender a su época con el regreso del hijo pródigo...Su tamaño, sus detalles, las caras, los gestos, el tacto...merece cientos de libros pero me quedo con las palabras de Nowen*..."a Father who has stretched out his arms in merciful blessing, never forcing himself on anyone, but always waiting; never letting his arms drop down in despair, but always hoping that his children will return so that He can speak words of love to them and let his tired arms rest on their shoulders (...). The Father wants to say more with his touch than with his voice, good things of his children. He has no desire to punish them. They have alredy been punished excessively by their own inner or outer waywardness. The Father wants simply to let them know that the love they have searched for in distorted ways has been, is, and always will be there for them. the Father wants to say, more with his hands than with his mouth: You are my Beloved, on you my favor rests"...Amén...Esa es la imagen que por siempre quedará en mí de esta ciudad....
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* Nowen H., The return of the prodigal son: A story of homecoming.
2 comentarios:
Lo bello nunca pasa de moda. Tampoco el amor del padre para con su hijo pródigo.
Amén.
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